Ruedas del Zodíaco

4 de julio de 2011

Plutón en la Casa VII

Las características más comunes de los nativos con este emplazamiento son: necesidad de establecer relaciones simbióticas y apasionadas, necesidad de dominar o ser dominados por otros, poder hipnótico sobre los demás, gran atractivo sexual, competitividad y luchas de poder en las relaciones, necesidad de pedir consejo o de convertirse en consejero.
La Casa VII representa la pareja, las asociaciones y nuestra capacidad de relacionarnos de una manera íntima. A través de la Casa VII tenemos que aprender a compartir, a cooperar, a ser leales, a confiar en el otro y a comprometernos. De igual forma esta Casa nos va a ayudar a entender a los demás y a nosotros mismos, ya que proyectamos en los otros lo que no queremos asumir; y nunca en un mejor caso que teniendo Plutón en Casa VII, ya que a través de nuestras relaciones de pareja estaremos proyectando nuestra sombra (Plutón).
Estos nativos van a buscar siempre relaciones intensas, apasionadas y manipuladoras. En algunos casos, el individuo se sentirá atraído por una persona fuerte, segura, estable, activa y con un gran magnetismo que controlará y manipulará su vida. Se plegará exclusivamente a los deseos y necesidades del otro.
En otros casos, la figura dominante la llevará a cabo el nativo, manipulando a su pareja y haciéndola sentir indispensable. Le impondrá sus valores, ideas y creencias hasta que la otra persona empiece a sentirse humillada y frustrada, y al final se produzca la ruptura.
En general con Plutón en la Casa VII o con aspectos Venus-Plutón, una de las personas quiere abandonar la relación porque piensa que la otra persona ya no puede ofrecerle nada mas o no ha evolucionado; pero la otra persona luchará e intentará todo tipo de manipulación emocional y artimañas para la relación no se rompa, ya que el grado de dependencia es muy elevado.
Cuando esto sucede, la persona que ha abandonado la relación sufre un gran sentimiento de culpa, y la persona abandonada pasa por una intensa crisis y dolor al tener que asumir su independencia.
En cualquier caso Plutón en Casa VII nos va a forzar a transformarnos y a aprender a tener relaciones basadas en la igualdad, cooperación y respeto. Porque cuanto mas nos aferremos compulsivamente a una relación o queramos cambiar y controlar al otro, mas problemas tendremos.
En aspecto positivo, una relación Plutoniana sabrá compartir su poder y experimentará cambios profundos que hará que la relación se renueve continuamente, enriqueciendo a ambos.
La Casa opuesta es la Casa I y Aries, indicando que el nativo debe aprender a ser independiente, tomar sus propias decisiones sin depender de los demás; y por otro lado, debe evitar controlar y dirigir la vida de otros.
Este individuo tiene una gran capacidad de conectar en profundidad con los demás y de entender sus miedos y su sombra, porque el ha tenido que vivir en la oscuridad y salir de los infiernos transformado. Cuando se ha superado esta crisis el individuo se puede convertir en un gran consejero para los demás.

 

Bajo la experiencia de la Casa VII y el signo de Libra, el individuo potencialmente purificado estará preparado para relacionarse con otros sobre una base de igualdad, en lugar de asumir una actitud dominante o subordinada a ellos. Estos nativos han experimentado en su pasado y sentirán al llegar a esta vida una necesidad apremiante de establecer relación con otras personas, la cual está basada en el deseo de perfeccionarse a través de tales relaciones, uniendo su vida a las vidas de otros. Debido al anhelo que traen de sus vidas anteriores, la estructura inconsciente de seguridad en ellos va unida a la necesidad de relacionarse para sentirse completos y satisfechos.

Plutón en la casa VII indica un nuevo ciclo de evolución individual, para aquellos que no han logrado aprender bien la lección de igualdad en las relaciones, será necesario seguir aprendiéndola a través de muy variadas formas de relación, tomando datos y enfoques de gentes muy diversas. Tal situación les va a obligar a escuchar objetivamente a otros, para saber cómo relacionarse con ellos. Al exponerse a esta diversidad, estarán tomando conciencia a la vez de la relatividad de la humana naturaleza.

Un problema latente basado en sus anteriores esquemas es que, al haber estado involucrados en demasiadas relaciones, estos nativos pueden retener un recuerdo inconsciente de distintos valores y puntos de vista, perdiendo un poco el enfoque de la propia individualidad, por estar absortos en las variadas perspectivas de realidad que han recogido de los demás. Cuando esto sucede, el nativo podría volverse compulsivamente dependiente en cuanto a opiniones, consejos o conocimientos de otras personas, como un medio para poder determinar ellos mismos quienes son o lo que deberían hacer con sus vidas. Tal dependencia se pondrá en marcha tan pronto como el nativo pierda de vista la propia individualidad.

Bajo esta situación condicionante, el nativo no podrá relacionarse consigo mismo sino a través de los demás, no estará a gusto a menos que haya otros a su alrededor. Al perder la noción de su individualidad, vendría para él una situación donde va a estar atraído en su forma subconsciente por otras personas aparentemente fuertes, estables y seguras de sí mismas, que tienen la habilidad y quizás la necesidad de guiarlo y controlar su formación y desarrollo. Aquí el nativo habría llegado a un extremo desequilibrio, siendo totalmente dependiente de su pareja o de aquellos que están más vinculados a él. En los casos más graves, tal situación conlleva un efecto por el cual la persona va a satisfacer exclusivamente las necesidades del otro, dejando a un lado las suyas propias. Por su parte, la otra persona podría manipular la dinámica de la relación, haciendo creer al nativo que está colmando sus necesidades bajo este patrón.

El nativo estaría en esta circunstancia respondiendo a las necesidades del otro, a deseos, opiniones, valores, creencias ajenas que él siente como propias. Es un estado de total dependencia puesto que necesita al otro para satisfacer sus propias necesidades y deseos y para validar sus ideas y valores personales, convirtiéndose él mismo en una extensión de una realidad e identidad externas (efecto alter- ego). Esta misma dinámica evolutiva de observación, escucha e identificación de la realidad de otras personas, con el objeto de dar a estas personas aquello que verdaderamente necesitan de acuerdo a su propia realidad, abre otro camino de comportamiento, potencialmente extremista en relación a los demás. Aquí el nativo con Plutón en Casa VII se convierte en la persona dominante. AL escuchar atentamente a otros, puede hacerles sentir que les comprende o que está interesado por ellos, gracias a su habilidad para registrar otras realidades distintas a la suya propia. En efecto, el nativo puede atraer en forma inconsciente a quienes tengan necesidad de respuestas, consejo, amor o simplemente compañía.

Esta dinámica puede llevar a l apersona a una postura de dominio emocional en las relaciones, manipulando en forma compulsiva la relación para hacer sentir a los demás que él es necesario para que puedan sentirse seguros, para que puedan estar bien o colmar su necesidad de amor. Bajo esta situación, el nativo con Plutón en casa VII va a imponer sus propios valores, ideas y creencias sobre los demás, de tal forma que ellos se identifiquen con todos sus esquemas como si fueran propios. Nuevamente, observamos un desequilibrio extremo en este tipo de relación.

En los dos casos anteriores, las lecciones necesarias implicaban objetividad, atención, entrega y reconocimiento de la relatividad de las necesidades individuales y la humana naturaleza. En ambos casos la persona estará aprendiendo como acceder a la socialización ya que las lecciones de igualdad y equilibrio no fueron bien entendidas en el pasado. Puesto que tales lecciones se incluían también en el propósito evolutivo, es frecuente que el nativo con Plutón en la casa VII haya vivido problemas kármicos con personas muy variadas y bajo cualquiera de las dos condiciones inarmónicas que hemos mencionado antes, habría tenido que retirarse a reaccionar a estas disonancias a través de sus necesidades evolutivas. En las dos situaciones esta reacción puede manifestarse de tres formas distintas:

1) El nativo abandona a su pareja puesto que las necesidades que dieron lugar a la relación se hallan satisfechas. Tal situación genera nuevos comienzos, y por consiguiente, el deseo de una nueva relación. Este proceso de abandono, no es necesariamente fácil y positivo, ya que a menudo la pareja no acepta que la relación tenga que terminar, ni tampoco las razones que el nativo le presenta, de modo que el final deja a esta pareja sin comprender del todo porqué ha terminado la relación. Esta situación no resuelta genera un karma que deberá compensarse tarde o temprano con esta persona.

2) La pareja abandona al nativo con Plutón en la Casa VII, por percibir que la relación ya no es necesaria, o que no está obteniendo lo que esperaba de ella. Sus necesidades ya han sido colmadas, pero no ocurre así con las del nativo, quien sentirá que algo se deja por resolver. En este caso, también se va a generar un karma que tendrá que compensarse algún día con la otra persona.

3) Ambas partes de la relación se tornan dependientes uno del otro, bajo cualquiera de las dos formas extremas antes mencionadas. El grado de dependencia es tan alto, que impide todo crecimiento a ambos. Con esta situación, los roles de ambos podrían verse intercambiados en forma cíclica dentro de la relación, o bien ambos pueden permanecer polarizados en posiciones extremas fijas. Uno de ellos sería la parte dominante y el otro el subordinado . A veces uno de los dos tendrá que salir forzosamente de la relación llegando incluso a la muerte. Esta eliminación forzada va a generar un crecimiento individual para amos, a través de un intenso dolor, remordimiento y reflexión acerca de la propia existencia de cada uno de ellos y la naturaleza de sus relaciones. En este caso, ninguna de las partes estaba preparada para terminar la relación y al dejarla sin resolver, es obvio que tendrán que volver a encontrarse más adelante.

En cualquier caso, el desequilibrio de la relación atraerá una necesaria confrontación, bien sea entre ambas partes o en el interior del individuo con Plutón en Casa VII, viéndose obligado a examinar la naturaleza de cada dificultad o conflicto dentro de sí mismo, dentro de la relación y dentro del otro. Esta naturaleza estará vinculada a una necesidad insatisfecha, y las confrontaciones externas entre ambas obedecerán a la misma razón. En esencia, esta lección evolutiva consiste en aprender a dar al otro lo que necesita y al hacerlo satisfacer al mismo tiempo las propias necesidades. Dado que se trata de un impulso evolutivo nuevo, la mayoría de estos nativos ignoran esta forma de relacionarse consigo mismos o con otros, lo cual les lleva no sólo al desequilibrio, sino también al fenómeno de la entrega condicionada o al amor condicional, donde las necesidades van unidas a expectativas y estas últimas se proyectan sobre la pareja. Cuando estas necesidades no son satisfechas por el otro, puede darse la represión amorosa o un condicionamiento de la entrega.

Puesto que este impulso evolutivo está enseñando también al individuo a saber recibir amor o entrega por parte de otras personas, en algunos casos, el nativo podría no ser capaz de reconocer o aceptar aquello que le llega, debido a una distorsión emocional que va unida al conflicto producido por las expectativas o necesidades insatisfechas, de modo similar, el nativo podría amar o desear entregarse a otra persona que no siempre va a reconocer, recibir o aceptar esta entrega debido a sus propias distorsiones emotivas producidas también por la insatisfacción de necesidades o expectativas previas que se proyectarán en este caso al nativo. Tal dilema evolutivo se hace necesario a fin de enseñar a estos individuos la forma de relacionarse consigo mismos y con los demás en condiciones de equilibrio e igualdad. Las confrontaciones, el amor condicionado, el abandono de otro, o de uno mismo hacia otro, el shock que puede producir la muerte de la pareja, el alternarse de roles dominantes y subordinados en la relación o bien la polarización fija de estos papeles, todo ello sucede para reforzar en el nativo las lecciones de equilibrio, igualdad, objetividad y comprensión de la propia individualidad dentro del contexto social. Estas situaciones también se producen para enseñar a estos nativos cuáles son sus necesidades esenciales dentro de una relación y para que sepan identificarse a sí mismos gracias a las relaciones, desarrollando valoraciones sociales y conociendo cómo debe establecerse cada tipo de relación interpersonal. La función de estas confrontaciones va dirigida a reforzar todos estos aprendizajes y a minimizar la dependencia del nativo respecto a los demás superando la tendencia a endiosar a otra persona dentro de su propia realidad y permitiéndoles evitar ser endiosados por parte de otros. Finalmente todo ello va a hacer que estos nativos tomen conciencia de su propia necesidad de ser necesarios para otros, comprendiendo cómo esta necesidad condiciona la formación y la dinámica de sus relaciones. Al reconocer esta dinámica entenderán también el porqué de su apremiante necesidad de dar y recibir respecto a otras personas. Aprenderán a recibir aquello que les está siendo ofrecido sin volverse dependientes en relación a quienes se lo ofrece.