Ruedas del Zodíaco

17 de julio de 2011

P L U T Ó N: su significado

 

No hace demasiado tiempo, se han añadido tres nuevos planetas a los siete ya
conocidos desde la antigüedad. Estos planetas son: Urano, Neptuno y Plutón. Plutón
fue descubierto en 1930 y, de los tres nuevos planetas, es el que se mueve más
lentamente. Necesita 246 años para completar la traslación alrededor del Sol. Esto ha
podido ser constatado a partir de los trozos de su trayectoria observados hasta el
momento. Desde su descubrimiento, Plutón ha transitado por Cáncer, Leo y Virgo, y
en la actualidad (N del T: este libro se publicó en 1981) se encuentra en los últimos
grados de Libra. Su velocidad es irregular. Para transitar Cáncer necesitó 30 años y en
Libra sólo lleva 13. En cierto modo, Plutón «colorea» generaciones y épocas enteras,
y da a las personas nacidas en este período la misma motivación ideal básica, lo cual
une a estas personas entre sí pero, en ocasiones, también dificulta la comprensión de
otras generaciones.
Los tres nuevos planetas son planetas espirituales, es decir, que influyen en lo
espiritual o actúan desde lo espiritual. En consecuencia, sus definiciones son
abstractas y están menos ligadas a la realidad que las de los otros planetas. Esto no
quiere decir que no puedan provocar efectos físicos. Los efectos físicos de Plutón se
manifiestan más en el colectivo que de forma individual, es decir, se manifiestan en
grandes grupos de personas que comparten el destino. Plutón alcanza al individuo a
través de su pertenencia a un colectivo, en la forma indicada por su posición en el
horóscopo.
Durante mucho tiempo se ha hablado mal de Plutón: se le consideraba el gran
destructor y el causante de efectos terribles y catastróficos. Allí donde aparecieran
pasiones, actos instintivos o agresiones, se atribuía algún papel a Plutón. Lejos de este
tipo de consideraciones parciales, hoy se conoce más la dimensión espiritual que se
encuentra detrás de todo esto.
Plutón siempre tiene que ver con el poder o con la violencia, y su efecto se entiende
bien con la frase de Lao Tsé: «El poder acaba donde empieza la violencia». La
violencia es poder mecánico exterior. Cuando la violencia aparece, el motivo es
siempre egocéntrico. Como el resto de planetas espirituales, Plutón no tolera
motivaciones personales. No se trata de mí o de otras personas sino de conocimiento,
de experiencia y crecimiento en sentido espiritual. Si en el funcionamiento de los
planetas espirituales se mezclan motivaciones personales, éstos se comportan de
forma destructiva según sus cualidades correspondientes: Neptuno mediante la
disolución y las situaciones sin límites. En concreto, mediante todo tipo de adicciones
y mediante la lenta desintegración de la estructura de la personalidad. Urano destruye
convirtiéndose en una exasperante máquina hipercrítica, asfixiando la vida con
métodos y sistemas rígidos. La enfermedad clásica de Urano es la tecnofilia (que significa

la simpatía por la tecnología) Plutón
destruye lo viejo para que pueda surgir lo nuevo. Destruye todo lo que se opone al
crecimiento interior.
Plutón, la imagen-guía interior
En realidad, Plutón tiene que ver con lo más elevado, con el yo espiritual, con una
instancia espiritual, con la imagen del hombre superior que está profundamente oculta
en nuestro interior: una imagen que sólo podemos intentar alcanzar mediante un
intenso esfuerzo espiritual. Plutón representa la voluntad superior central que nos
motiva enérgicamente y nuestra fuerza interior más intensa. Plutón muestra en qué
medida estamos dispuestos a cambiar nuestro ser y si somos capaces de hacerlo.
Puede influenciarnos intensamente y, a lo largo de la vida, puede producir cambios
importantes en nuestra personalidad: verdaderas metamorfosis (transformaciones de la
forma).
Como imagen-guía central interior, enigmáticamente, Plutón nos da una idea (muy
perfecta) de lo que podemos alcanzar como individualidades y también la idea
trascendental de Dios. Es muy frecuente (sobre todo en personas inclinadas hacia lo
místico) experimentar el propio ser interior como un tú, esto es, como un ser superior
distinto a uno mismo por el que se siente una gran admiración. Entonces se establece
una relación consciente con ese tú, viéndolo como un tú y no como algo perteneciente
a uno mismo, lo cual ocasiona un estancamiento espiritual. No se entiende que, para
poder utilizar las cualidades propias en favor del prójimo en la vida, hay que
identificarse con ese tú.
La posición de Plutón en el horóscopo representa la imagen-guía espiritual de padre y
depende de la figura o rol que el padre representa y el hijo observa. Da información
sobre las posibles influencias del entorno en el desarrollo de la imagen-guía de padre
o sobre la libre voluntad interior de la persona. En este último caso, Plutón representa
una fuerza intensa que proviene de lo más interior y quiere crecer hacia fuera. Es el
poder de autodesarrollo del yo y, a la vez, una cualidad esencial propia. En otros casos
se trata de una voluntad influenciada desde el exterior.

Fuerza de motivación y transformación
Plutón provoca transformaciones de la motivación que ocasionan cambios esenciales
en el carácter. Muestra en qué grado estamos dispuestos y somos capaces de cambiar
nuestro carácter. Es un proceso de crecimiento en lo espiritual que puede repercutir en
lo físico y modificar lo exterior. Las fuerzas de metamorfosis actúan de forma
automática (del modo indicado en el horóscopo) porque son fuerzas de motivación
que, fundamentalmente, dan un sentido determinado a la vida. Pero, cuando la
persona se hace consciente de estas motivaciones y colabora con ellas, pueden ser
efectivas en un grado muy alto.
Tomar conciencia de la motivación espiritual de Plutón y someterse a los cambios que
exige depende de nuestra capacidad y voluntad. Presupone que modifiquemos,
refinemos, transformemos y, en parte, incluso frenemos algunas motivaciones
egocéntricas del ámbito de las fuerzas de autoconservación cuando éstas hayan sido
demasiado fuertes y nos hayan empujado en una dirección errónea. A menudo, se da
el caso de que las motivaciones de los planetas espirituales van en dirección distinta a
las de los planetas instintivos. Esto ocasiona problemas que, a la larga, desencadenan
procesos de transformación y crecimiento.
Podría decirse que Plutón penetra con un poder mágico en el ser interior y destruye
todo lo que no está en sintonía con su esencia; todas las máscaras, las motivaciones
erróneas, las formas aparentes del yo y todos los roles son transformados por su
intervención como en un proceso químico de fundición. Plutón dirige las grandes
transformaciones de nuestro tiempo, así como las de las personas individuales,
originando en ellas una nueva estructura en sintonía con la imagen-guía interior.

Aspectos de Plutón
La fuerza de Plutón depende del signo en que se encuentre, de sus aspectos y de su
posición en el sistema de casas. Tiene un enorme efecto de intensificación o
exageración de los elementos con los que se relaciona. Todo lo que entra en contacto
con Plutón queda como electrizado. Naturalmente, esto puede redundar en algo bueno
o algo malo. Al valorar los aspectos debemos ponderar si se trata de un proceso de
crecimiento auténtico o de un «pequeño yo» arrogante que aparta todo lo que
encuentra en su camino y, en determinadas circunstancias, puede incluso llegar a
«pasar por encima de cadáveres» para conseguir sus metas.
Una posición de Plutón con pocos o ningún aspecto puede indicar un debilitamiento
de la voluntad. En estos casos, los procesos de transformación suelen ser más intensos
y sobrevenir como una fuerza superior.
En este punto es recomendable recordar una vez más que, para conseguir una correcta
comprensión de un semejante, debemos contemplar el horóscopo como una totalidad.
Sólo así podremos realizar una valoración correcta de su situación vital y ofrecerle
una ayuda efectiva.
Oposiciones y cuadraturas
Algunos aspectos sientan mejor a Plutón que otros. Los aspectos duros (rojos:
cuadraturas y oposiciones) le sientan mejor que los suaves (azules: sextiles y trígonos)
(«Los planetas duros se sienten bien con los aspectos rojos duros»). Con las
oposiciones, Plutón se arregla tan bien como con las cuadraturas. Si al otro lado del
aspecto duro se encuentra un planeta sensitivo, a menudo, éste puede perder la
sensibilidad (hasta un punto equivalente a la sordera). En este caso, Júpiter es una
excepción: como planeta vital fuerte, también puede funcionar bien en la cuadratura.
La mayoría de las veces, los aspectos suaves (sextiles y trígonos) de Plutón con
planetas sensitivos confieren claras capacidades paranormales; sin embargo, en otros
casos (la minoría de ellos) puede indicar una hipersensibilización del órgano
sensitivo. Por el contrario, los aspectos suaves «debilitan» a los planetas duros, que
pierden su vigor interno. También pueden ocasionar autocomplacencia, vanidad y
orgullo.
El semisextil es una garantía de crecimiento a largo plazo, pues abre un flujo de
información continuo. Sobre todo en las figuras rojas y verdes, adquiere bastante
importancia porque hay una permanente regeneración que incita a las fuerzas de los
planetas implicados hacia una constante actividad, lo cual puede ocasionar pérdida de
fuerza, intranquilidad e inquietud o producir una elevado rendimiento creativo.
El quincuncio, el aspecto largo y verde (ángulo de 150º), se conoce como el aspecto
de las decisiones, el anhelo o la voluntad. Representa la distancia entre la realidad y
las metas establecidas. Como Plutón es la voluntad espiritual y un quincuncio exige
decisiones, hay (casi) una obligación de llevar a Plutón hacia el refinamiento, a
mostrar su mejor cara y purificarse de todas las ideas «de este lado». En esta
situación, Plutón puede desarrollar su propia cualidad de voluntad y provocar un
crecimiento efectivo a largo plazo.
Conjunciones
Plutón intensifica y refuerza todo aquello con lo que entra en contacto y, en
consecuencia, también refuerza el efecto de los planetas con los que está en
conjunción. Un planeta sensitivo como Neptuno, Júpiter, la Luna o Mercurio pueden
ver su sensibilidad aumentada enormemente. Puede decirse que las personas con estos
aspectos «oyen la hierba crecer». Los planetas duros como el Sol, Saturno o Marte
pueden emplearse como herramientas de forma positiva o negativa.
Conjunción Júpiter-Plutón
El planeta de los sentidos, Júpiter, se vuelve altamente sensitivo y percibe cualquier
impulso por pequeño que sea; sin embargo, con aspectos desfavorables también puede
volverse «propenso a la superficialidad». Por otra parte Júpiter sensibiliza a Plutón
que se vuelve más blando y menos firme. La conjunción Júpiter-Plutón confiere un
olfato especial para las personas y, por lo tanto, es muy favorable para psicólogos.

Luna-Plutón
La conjunción Luna-Plutón produce frecuentemente capacidades parapsicológicas
(psicometría) que, no obstante, son difíciles de dominar debido a que la Luna es muy
subjetiva. Para separar los elementos de simpatía-antipatía que aparecen se necesita
mucha autoobservación.
Neptuno-Plutón
La conjunción Neptuno-Plutón es aún más difícil, puesto que se trata de una posición
espiritual pura que es difícil de comprender.
Sol-Plutón
La conjunción Sol-Plutón es una posición muy poderosa. Para las personas con esta
configuración, la mayoría de las veces, es difícil distinguir entre poder y violencia. Se
exigen mucho a sí mismas y también exigen mucho al entorno, incluso cuando los
demás no tienen mucho que dar. A menudo, esta posición es parecida a la conjunción
Sol-Marte. A veces, estas personas fatigan a su entorno hasta grados de peligrosidad.
Así, el poder acaba donde empieza la violencia. En estos casos, la autocrítica es una
condición indispensable. La mayoría de las veces indica una transformación de
motivación que quiere llevar a la personalidad hacia un «sentido» superior.
Saturno-Plutón
La mayoría de las veces, Saturno ve su efecto estabilizador reforzado. En caso
positivo puede producir tenacidad, perseverancia y esfuerzos de voluntad extremos.
En otros casos, sin embargo, pueden darse casos de crueldad y «dureza de corazón»
tanto con respecto a sí mismo como con respecto a los demás, dependiendo de la casa
en la que se encuentre la conjunción.
Marte-Plutón
La conjunción intensifica la capacidad de trabajo pero, con mucha facilidad, las cosas
pueden excederse y entonces, excesos e ilusiones de rendimiento pueden encubrir por
compensación la huida ante la tarea espiritual de la posición de Plutón. En este caso es
muy necesaria la justa medida.
Plutón en los signos del zodíaco
La influencia de Plutón en los signos de Géminis, Cáncer, Leo, Virgo y Libra
(generaciones vivas).
Géminis aprox. 1883-1913
Estas personas nacieron en la era victoriana y fueron influenciadas por su rígida forma
de vida. Los que en esta época eran adultos discutieron en los salones sus ideas de
«cambiar el mundo». Entonces era muy «chic» ser socialista o comunista, pero sólo
mentalmente, sólo en conversaciones. En aquel momento se plantaron las semillas de
la revolución posterior. Discutir sobre la igualdad de las personas no era solamente
chic sino que hizo irrumpir formas de pensamiento que marcarían el siglo siguiente.
Las personas de Plutón en Géminis se dejaron impresionar por ideas con un gran
contenido de idealismo. No obstante, también hubo personas que después, por
ejemplo en el sistema nacionalista, se convirtieron en «inspiradoras ideológicas»,
como fue el caso de Göbbels que, formulando sus ideas de un modo muy logrado y
con un gran poder de sugestión, consiguió impresionar a los demás de manera
contundente. El ideólogo de partido, el fanático mental, también es una figura típica
de esta época.
Cáncer aprox. 1913-1938
Durante este período, el ideal de igualdad se trasladó a lo psíquico, es decir, a la masa.
Ahora no sólo discutirían sobre el tema los intelectuales sino también el hombre de la
calle que, por cierto, lo haría a partir de sus propios sentimientos.
Las personas con Plutón en Cáncer se sienten fuertes si tienen el sentimiento de
pertenencia a un colectivo. El afán de estar inmerso en una colectividad es siempre
muy fuerte. Esto va acompañado de la idea de que todas las personas son iguales. A
través de una misma idea, una colectividad queda totalmente unida. La igualdad
encuentra su expresión en la uniformidad. Esto es Cáncer, esto es la masa; esto es el
colectivo con su expresión de pertenencia.
Las actuales ideas sobre la democracia son un sedimento de tipo ideológico de estas
necesidades colectivas. Las personas con Plutón en Cáncer velan celosamente para
que la colectividad permanezca unida, para que nadie pueda escapar de la colectividad
sin ser castigado, pues la unión hace la fuerza.
Del período de Cáncer provienen las primeras ideas sobre comunas, así como los
primeros intentos de hogares para enfermos, pobres y necesitados. Y también (no
debe olvidarse) el primer intento de «Völkerfamilie» (familia del pueblo) con bases
democráticas que con el inminente Plutón en Leo sería fulminantemente torpedeado
en 1937 con la anticuada idea de unidad y gran potencia de Hitler.
Leo aprox. 1938-1956
Esta es la generación de la guerra y la postguerra que representa (siempre en nombre
de la masa) una orientación socialista en extremo, aunque con su propia definición de
lo que es el socialismo.
Leo tiene una fuerte necesidad de expresión de su individualidad y personalidad. Con
Plutón en Leo siempre hay presente un cierto pensamiento elitista que normalmente la
persona niega. El individuo se presenta como oligarca, siempre es el mejor, siempre
tiene razón, se permite dirigir y guiar a los demás, y pretende hablar en nombre de esa
masa (el colectivo que él dirige). De aquí se deduce la vieja «idea de rey», la
pretensión de tener siempre la razón y ser el único que sabe lo que es conveniente.
Además, está dispuesto a ponerse belicoso por defender su punto de vista.
De ahí surgió la revolución de los estudiantes. No triunfó porque la motivación no
estaba lo suficientemente «afinada» (existía una doble motivación). Lo hicieron en
nombre de los oprimidos pero también querían darse importancia. Esta motivación
mixta tuvo un papel muy importante en el período de Plutón en Leo e hizo fracasar
algunos preciosos «sueños de futuro» de carácter verdaderamente humano.
Virgo aprox. 1956-1970
Virgo lleva el bienestar de todos en el corazón. Quiere proporcionar a todos los que se
encuentra algo que les vaya bien. En este período, esta idea se ha interpretado de
forma material. A partir de ahí, la civilización técnica se ha desarrollado en tal
extremo (el milagro económico) que todos disponemos de un alto nivel de confort
material. En todas las casas hay coche, televisión, teléfono... Con este amplio efecto,
la especialización también se llevó a extremos creándose especializaciones en todo
tipo de detalles. En esta época también se produce el desarrollo del proyecto del
primer viaje espacial (1956: Sputnik).
Plutón en Virgo trajo la mejora de la salud y la asistencia social a nivel mundial y, a
nivel individual, una actitud social de persona a persona, no ya en nombre del
colectivo, sino para los individuos. La mayoría de las personas con Plutón en Virgo
poseen una alta aptitud técnica: esto puede verse en la facilidad que tienen los niños
para manejar los aparatos técnicos. La conciencia social también es intensa. Se sienten
mutuamente responsables, se ayudan recíprocamente en casos de emergencia o para
llevar a cabo tareas difíciles.
En esta generación, también aparece con frecuencia en los horóscopos el sextil
Plutón-Neptuno (ideal de paz).
Libra 1970-1983
En Libra, el ideal de igualdad adopta una forma nueva. En realidad, aquí se entiende
de manera individual. Las personas con Plutón en Libra alegan el derecho individual a
tener su propia personalidad y a ser respetados por los demás como individuos. Si este
respeto está garantizado, todas las personas tienen los mismos derechos. Sólo con esta
base es verdaderamente posible la paz. La opresión de los débiles por los fuertes es
inimaginable porque el sentido de la justicia es muy pronunciado.
Ahora que Plutón está transitando el signo de Libra, la revolución y las rebeliones son
evidentes y afectan tanto al individuo como a las minorías en los acontecimientos
colectivos. Aparecen argumentaciones de estado de pueblos (grupos, a veces,
relativamente pequeños) que, aunque como minoría, exigen su derecho de
autodeterminación individual (emancipación). Por otra parte, también ha tomado gran
importancia la igualdad en la pareja, entre hombre y mujer. Ya no se trata de
diferenciar entre «alto y bajo», «dirigente y dirigido» o «hombre y mujer»; ahora la
persona se sitúa en el punto medio de la relación. La conciencia de que todos los
hombres, independientemente del color de su piel, tienen el mismo derecho a la vida
se está volviendo cada vez más fuerte. Las personas con Plutón en Libra aspiran cada
vez más a un equilibrio justo y la igualdad de derechos de la mujer se hace cada día
más evidente.
Ésta es pues una actitud más consciente y real sobre la igualdad de derechos que en el
anterior escalón del sentimiento de pertenencia (Cáncer), que en las discusiones
puramente ideológicas e intelectuales de Géminis (sufragio femenino), o que en la
actitud individualista de «hacer muchas cosas» de Leo que no consiguió demasiados
resultados duraderos.
Escorpio 1983-1994
Desde 1983 Plutón transita el signo de Escorpio. Plutón, como factor de
transformación, llega a su propia esfera puesto que Escorpio es el signo de la
transformación y la transmutación que, en el eterno proceso de «muerte y
renacimiento», está cambiando a muchas personas en su motivación más profunda.
Muchos astrólogos lo consideran como el segundo regente de este signo.
Como en todos los procesos de desarrollo, al principio se produce un aferramiento
intenso a lo antiguo, una rígida tendencia a protegerse mediante las leyes y las
estructuras sociales existentes o a esconderse detrás de estatutos, cuando lo que hay
que hacer es cambiar o mejorar. Pero estas formas rígidas pueden ser destruidas con
facilidad y entonces la persona cambia de forma obligatoria. Por otra parte, Plutón se
convierte para muchos en una necesidad de ir hacia una calidad de vida más alta,
hacia una orientación espiritual. Escorpio es el signo de los extremos y Plutón activa
tanto lo mejor como lo peor de las cualidades escorpiónicas. Despierta
simultáneamente las fuerzas inconscientes y las supraconscientes, y la persona debe
hacerles frente.
La colisión de estas fuerzas opuestas tanto en el individuo como en la sociedad
corresponde a las exigencias de transformación de Plutón. Aparecen de forma
evidente en todas las áreas de la vida. Por ejemplo, puede tomarse conciencia de que
la vieja legislación necesita una revisión y que el estado de desarrollo actual de la
persona debe ser ajustado. También aparecen crisis económicas.
Escorpio es un signo fijo y, con su tránsito, Plutón también activa el signo de Tauro,
situado enfrente, por lo que todo el eje de posesiones experimenta una revisión, una
limpieza, un cambio... Plutón actúa en el plano de la motivación y ocasiona cambios
fundamentales en el concepto de las posesiones.
En muchos casos se desencadenan verdaderas crisis de desarrollo espiritual y se da el
caso de que cada vez hay más personas que indagan sobre las fuerzas ocultas y
quieren penetrar en los secretos de la vida. La vida material deja de ser satisfactoria
para muchos, lo cual puede ocasionar una crisis psíquica general, tanto en cuanto a la
necesidad de contenidos y metas espirituales como en lo referente a una mayor
seguridad. Hoy mismo puede observarse que desde 1975, cuando Urano entró en
Escorpio, existe un mayor interés en lo referente a la vida después de la muerte. Esto
se ve en la sobreabundancia de literatura que en los últimos años trata de temas
ocultos o parapsicológicos.
Plutón en Escorpio puede entenderse como una energía purificadora que finalmente
ocasiona la irrupción hacia una nueva era que después, en el siguiente signo de
Sagitario, permitirá buscar un sentido nuevo a la vida.

Plutón en las casas
Plutón en la casa 1
La casa 1 empieza con el punto del yo, el AC. Representa la parte activa del espacio
del yo, mientras que la casa 12 es la parte pasiva.
En la casa 1 no se reflexiona demasiado sobre uno mismo sino que, ante todo, se
actúa, se hace algo. Corresponde a Aries y es una casa de fuego que contiene energía
marciana y cardinal que empuja hacia fuera e impulsa hacia delante. En esta posición,
que es donde la persona construye la imagen del yo que luego presentará al mundo (su
imagen), Plutón ejerce una influencia clara. Las personas con Plutón en esta posición
se creen especiales y tienen la sensación de que en ellas hay una fuerza extraordinaria.
Para ellas no se trata de una actitud falsa; no obstante, es esencial saber cuanta
sustancia hay disponible y si existe la tendencia a hinchar las propias capacidades y el
propio poder.
De todas formas, siempre tienen la idea de ser personalidades poderosas.
Desgraciadamente, a menudo, en su comportamiento abusan de esa fuerza
manipulando y dominando su entorno porque se sienten «llamadas» a hacerlo. La
tendencia a asumir el papel de comandante y «cacique» es extraordinariamente fuerte.
Evidentemente, en este sentido, estas personas cometen un error decisivo. En este
caso Plutón no está en el punto del tú, esto es, en el DC, sino en el punto del yo. Así
pues, la persona debe ocuparse de sí misma y las críticas deben estar dirigidas hacia
ella misma.
Plutón en el AC indica que la persona tiene que trabajar permanentemente en su
propia imagen y que debe someterse a una metamorfosis que dura toda la vida. Hay
fuerzas disponibles para esa finalidad, para cambiar el yo, para crecer. Si estas
energías no se emplean para el crecimiento propio, la persona se ve prácticamente
«obligada» a dirigirse hacia el tú y comportarse de la forma antes descrita,
manipulando y abusando. La relación con este tipo de personas suele ser difícil:
especialmente en asuntos de negocios, es recomendable averiguar si han comprendido
su Plutón. En caso afirmativo es bueno entenderse con ellos pero, en caso contrario, es
mejor mantenerse a distancia.
Es fundamental mencionar que las posiciones de Plutón en los ejes principales
significan una enorme potencia que, la mayoría de las veces, se mal utiliza porque se
sigue el camino de menor resistencia. Sin embargo, si se ejercita el autocontrol y la
autocrítica, se pueden conseguir cosas extraordinarias. Un buen ejemplo de ello lo
representa el tiempo en que Plutón transitó por Aries (1821-1851). En esa época
proliferaron enormemente las fábricas pioneras y, gracias a su capacidad de asumir
riesgos, consiguieron imponerse pues se trataba de conseguir algo grande. La acción
debía ser arriesgada. En efecto, una empresa es prometedora sólo cuando hay
suficiente autoobservación y toma de posición crítica hacia la propia persona. Si no se
dan estos supuestos, inevitablemente, se producen problemas. Entonces, este tipo de
personas actúan como dictadores, déspotas... En la casa 1, Plutón produce la típica
naturaleza de guía. Sin embargo, si la figura de aspectos no confirma esta tendencia a
dirigir, entonces estamos en una situación en la que Plutón sólo «inclina» a guiar pero
la persona no está lo suficientemente equipada con las herramientas adecuadas para
hacerlo. En este caso, la imagen del yo que se presenta al entorno (y con la que se
quiere brillar), no es una máscara ni una pompa de jabón. Este tipo de personas tienen
un carácter exuberante que puede producir efectos perturbadores, cuando no
perjudiciales. En este caso, el remedio es el bloqueo. En cambio, si globalmente el
horóscopo indica una tendencia hacia la individualización, puede tratarse de un
carácter importante que puede llevar a cabo proyectos realmente grandes, cosas que
no son importantes sólo para la propia persona sino que lo pueden ser para muchas
personas.
Los planetas transpersonales siempre producen efectos o tienen que ver con
capacidades que no conciernen sólo a uno mismo sino a toda la humanidad. Es
especialmente importante que las personas con Plutón en la casa 1 tengan claro que
los efectos de estos planetas deben ser útiles y buenos para un gran colectivo. Un
antiguo y sabio proverbio dice: «Si no es bueno para los demás, no puede aportar
crecimiento espiritual». Esto es especialmente válido para la posición de Plutón en la
casa 1.
A continuación, a modo de ejemplo, se comentan las posiciones de Plutón en Cáncer
y en Leo, en la casa 1. Estas descripciones no pretenden ser una explicación
exhaustiva sino sólo enfatizar una posición destacada.
Plutón en Cáncer en la casa 1
Con Plutón en Cáncer, el sentimiento democrático se encuentra en primer plano y los
objetivos de la persona están en sintonía con este sentimiento. Debido a la actitud
anti-yo de Cáncer (el signo del pueblo) puede ser que la referencia al yo no sea tan
rigurosa como, por ejemplo, en el caso de Aries, que corresponde a la casa 1. El yo
queda algo amortiguado, sin embargo, se hace perceptible puesto que el agua (aunque
pasiva) es un temperamento del yo. Normalmente, las ideas y motivaciones que se
encuentran aquí son muy concretas. Hacen referencia a organizaciones de acogida y
de puertas abiertas con nombres como: «La casa abierta», «La mano tendida»... La
idea de hogar confortable donde se vive amistosamente de forma conjunta, imbuida
por Cáncer, debe jugar un papel importante en el ideal espiritual. A través de la casa
1, este tipo de persona recibe un determinado rol de guía, sin embargo ejerce su poder
de forma más bien subterránea. Si bien domina la situación dentro del marco dado, lo
hace de una forma pasiva en la que la gente es atraída y acogida, y no perseguida y
capturada. Ejerce un poder magnético sobre las personas de su entorno que, a su vez,
se sienten bien a su lado. Sin embargo, con frecuencia, surge la sensación de
encontrarse bajo las plumas de una «gallina clueca», sin apenas poderse mover. En
este caso, Plutón se convierte en una especie de Saturno que se sienta sobre la espalda
de sus polluelos. En relación con esto, es destacable el claro orden que reina en los
asilos de acogida: quien no sigue las reglas tiene dificultades. Si bien se trata de
organizaciones de beneficencia que quieren hacer el bien, individualmente pueden
causar algún daño porque obligan a la fuerza.
Plutón en Leo en la casa 1
Con Plutón en Leo en la casa 1 existe tendencia al despotismo, pero en el sentido de
construir un imperio que se intenta mantener por todos los medios (en ocasiones, con
dureza y rigidez) y sobre el que se quiere ejercer un control absoluto. El paso a la
dictadura está muy cerca. La mayoría de las veces va unido a una tendencia al culto
personal no disimulada en absoluto. Muy a menudo, los ideales son sólo ficticios, es
decir, la persona ve el ideal en sí misma. En estos casos es especialmente importante
ver si, globalmente, el horóscopo muestra la madurez de reconocer la responsabilidad
de esta posición de Plutón y de utilizarla conscientemente. Si no existe, se puede
suponer perfectamente que hay disponible una fuerza que no se puede dominar y que,
por lo tanto, en lugar de dirigirse hacia la propia persona, se dirige hacia el entorno.
No obstante, si se comprende lo que ocurre, se tiene la posibilidad de canalizar esta
fuerza y dirigirla hacia caminos adecuados.
Plutón en la casa 2
En la casa 2, el ser interior nacido en la casa 1 que continuamente grita «yo» para que
el entorno se dé cuenta de su presencia, poco a poco, se da cuenta de que no está sólo
en este mundo. En el primer momento, este descubrimiento le ocasiona confusión y
surge la tendencia a protegerse del entorno y crear barreras a su alrededor. Sin
embargo, con Plutón no se trata de este tipo de cosas, sino de nutrir, proteger,
alimentar y cuidar a esa entidad interior.
La casa 2 es una casa social y fija. Lo social es lo principal: la autoconservación, el
imponerse, la adaptación y la experimentación social, las obligaciones y los
compromisos, las dependencias, las restricciones y la falta de libertad, puesto que en
la casa 2 se debe mostrar consideración. En esta casa se está en una actitud pasiva,
defensiva e introvertida frente a la sociedad y no se intenta nada más que conservar el
propio sitio en la misma. En esta posición, Plutón puede conllevar tendencias bastante
egoístas que no permitan el reconocimiento de la adecuada relación entre el yo y la
sociedad.
Plutón en la casa 2 exige la realización masiva de lo que él lleva como ideas y
sustancia interior. En la casa 2 encontramos un gran fondo de sustancia propia,
cualidades, saber y conocimientos. En esta casa, Plutón amplía este saber, desarrolla
los talentos y presenta las capacidades verdaderas. Encuentra su poder en lo que ha
confirmado que «tiene» y «puede hacer». Sin embargo, aquí se trata de trabajar con la
sustancia esencial interior y dar poca importancia a los valores materiales. El cambio
de motivación debería efectuarse en el ámbito interior, desde fuera.
A menudo, las personas con esta posición están orgullosas del poder y la grandeza de
sus posesiones. Se sienten fuertes y se asocian con otros de la misma categoría para
construir un frente común. Desafortunadamente, a veces, el pensamiento de clan o el
pensamiento elitista resultantes también se encuentran en personas orientadas hacia lo
espiritual que se reúnen en agrupaciones y miran a los demás «por encima del
hombro». Esta forma de pensar produce barreras entre las personas y convierte en
ineficaz la voluntad de ayuda.
En el fondo, el pensamiento elitista no es más que una actitud defensiva, puesto que
se deriva de la sensación de pequeñez y debilidad ante la gran sociedad. Entonces,
para entrar en acción hay que estar agrupado, naturalmente en un grupo de élite,
donde Plutón pueda sobresalir, puesto que no se da por satisfecho con nimiedades e
imperfecciones. A veces, esta forma de pensar orientada al status puede adoptar
formas casi saturninas. En muchas personas se expresa con una clara tendencia al
materialismo. Se puede ser especialmente rico (super-rico: de nuevo, pensamiento
elitista), puesto que las grandes propiedades también confieren la sensación de
destacar de la masa. Es la imago de super-yo de millonario y otras parecidas. La
riqueza impresiona y Plutón en la 2 está especialmente predispuesto a ello. Aunque la
persona no haya nacido en una familia acaudalada, su comportamiento es como si tal.
Aquí también podremos encontrar al noble, al barón que debería haber vendido su
castillo hace tiempo y que ha perdido su antigua fortuna. A menudo, estas personas
son casi caricaturas que actúan de manera ridícula: se aferran a su estilo de vida
«puro» y dejan de lado su cualidad de personas.
Con esta posición de Plutón es importante que no se ponga por delante el pensamiento
de clan o el pensamiento elitista, sino mucho más la capacidad de manejar las leyes
económicas de forma correcta para el desarrollo del bienestar de la humanidad.
Plutón en las casas 3 y 4
(Área del colectivo en el horóscopo)
Las casas 3 y 4 representan el «suelo-raíz», el lugar de donde provenimos, lo
conocido, donde existimos y donde nos sentimos en nuestro hogar. Aquí estamos en
un medio limitado, en un espacio conocido desde la infancia: el colectivo. Aquí
encontramos todas aquellas particularidades del carácter que recibieron el «cuño» del
entorno. En consecuencia, las metas que Plutón establece en las casas 3 y 4 hacen
referencia a ese medio, al hogar, a la procedencia, a los orígenes, a la masa en su
globalidad (cualquier esfuerzo tiene que ver con el colectivo). En esta zona, Plutón
está en situación de conservar y cuidar lo conseguido por el colectivo, así como de
realizar mejoras. Las personas con Plutón en estas posiciones hacen cosas por el
colectivo e intentan estructurarlo de forma óptima. La manera de hacerlo varía en
función del signo zodiacal. En nuestro siglo, en las regiones civilizadas, el
pensamiento democrático se ha impuesto en gran medida: todas las personas tienen
sus derechos. A este respecto, pueden darse distintas actitudes; unas veces en un
sentido superior, cuando Plutón fuerza a los nativos a salir a la calle y a luchar por el
pueblo, y otras en sentido personal, de manera que el esfuerzo se lleva a cabo
específicamente en el propio entorno (familia, parientes...) en donde se quiere
mantener un determinado orden. Si la capacidad de pensar de forma abierta (cosa que
Plutón en realidad exige) es limitada, se puede llegar fácilmente a la mezquindad o
incluso al fanatismo. Este comportamiento erróneo puede expresarse en formas que
van desde limitarse al propio colectivo (egoísmo familiar) hasta el racismo o formas
parecidas de pensamiento de castas.
Mientras que en la casa 3 (que corresponde a Géminis, signo mercurial y de aire)
encontramos en primer plano las funciones intelectuales y mentales, en la casa 4 lo
esencial son los sentimientos y las emociones. Así pues, existe un contraste entre
intelecto y sentimientos.
En la casa 3, Plutón se interesa por el saber colectivo, por la educación escolar. Estas
personas tienen una cierta inclinación hacia el intelectualismo que puede estar
presente, en mayor o menor medida, en función de la inteligencia y el talento
disponibles. Origina la tendencia a ver las cosas desde el punto de vista de los
científicos y académicos. Las normas de pensamiento del colectivo son determinantes.
Por lo tanto, puede ocasionar un claro conservadurismo que preserve y proteja lo
establecido y se enfrente hostilmente a cualquier nueva teoría.
Por otra parte, debe mencionarse como positivo que la mayoría de las veces existe un
interés por cuestiones sociológicas, políticas y psicológicas. Si Plutón está aspectado
con Saturno o bien está en la misma casa, siempre existe un interés por las cuestiones
históricas. Plutón también inclina a profundizar en ciencias relacionadas con el
colectivo y con su comportamiento. Esta posición de Plutón también da información
acerca de las estructuras de pensamiento. Por ejemplo, el pensamiento de la persona
de ciudad es esencialmente más fluido, tolerante y abierto que el pensamiento del
ciudadano de pueblo que, por el contrario, es más simple pero también está más
claramente influenciado por una determinada mentalidad. En el ámbito de los pueblos
se producen muchos menos deslices morales o situaciones de «desenfreno», en
cambio la persona urbana tiene dificultades para encontrar una norma de vida clara,
puesto que las oportunidades de cometer deslices morales son mucho mayores. La
posición de Plutón por signo da información sobre cómo puede haber influido la
estructura de pensamiento en los objetivos y en las valoraciones de la persona. Tauro,
Cáncer y Virgo son los signos que más cohiben. Cáncer cohibe menos pero es más
simplista. Géminis, Leo y Libra tienden más bien hacia una estructura de pensamiento
más abierto y liberal.
En la casa 4 rigen los sentimientos y las emociones, no el intelecto. El interés aquí no
está dirigido hacia el saber sino hacia la «pertenencia íntima». Aquí también es muy
importante el colectivo, donde se busca el calor de nido y el contacto estrecho, y que
proporciona el sentimiento de seguridad. El tipo de la casa 4 tiene una clara aversión
hacia todo lo distinto, lo extranjero, lo nuevo y hacia cualquier perturbación
proveniente del exterior. Un conservadurismo así puede ser sano pero también puede
ocasionar una tendencia hacia la exclusividad. En esta casa, esto repercute de una
forma relativamente fuerte, puesto que no se trata sólo de una cuestión de mentalidad
o de forma de pensar sino, sobre todo, de la influencia del colectivo en el
comportamiento del individuo. La dependencia que se produce es un gran
inconveniente. También puede producirse la tendencia a bloquearse hacia el exterior y
a aceptar sólo lo perteneciente al propio colectivo. Lo que casi nunca aparece en las
casas 3 y 4 es la conciencia de individualización. Con Plutón en esta posición, esto es
muy difícil puesto que, en esta zona, a la persona no se le permite imponer su propio
carácter intelectualmente sino que debe adaptarse. Quién llame la atención con
opiniones o sentimientos particulares es castigado por el colectivo e incluso expulsado
del mismo.
La posición de Plutón en estas dos casas distingue a los que se sacrifican por el
colectivo. Aquí se encuentra al héroe del cuento, de la leyenda o de la historia. No
obstante, no es un héroe por sí mismo. Lo es en nombre del colectivo, que le da la
fuerza y el valor para realizar sus acciones, y lo respalda. Si este sacrificio se produce
de una forma demasiado intensa, los rasgos individuales de la persona desaparecen y
después difícilmente se produce un nuevo resurgimiento completo como individuo.
Esto puede conllevar enfermedades físicas o psíquicas. Ciertamente, la naturaleza
exige de los individuos su colaboración y su integración positiva en la totalidad pero,
por otra parte, también un determinado nivel de autoconciencia, una medida mínima
de manifestación de uno mismo. Cuando esto no se da y la persona no ha adquirido
por sí misma un determinado grado de autoconciencia, puede enfermar (al menos
psíquicamente) por falta de desarrollo individual.
En las casas 3 y 4, Plutón se ve frenado y dificultado en el cumplimiento de su
misión. A la persona le resulta difícil contactar con su ser interior. Especialmente en
la casa 4, la persona se «enreda» con facilidad y se imagina cosas que no son reales,
monta en «olas de simpatía» preparadas por otros y se siente fuerte a pesar de que
quizá ella misma no ha presentado ninguna sustancia de tipo individual. Hay una
infinidad de figuras de este tipo producidas por el colectivo que, de este modo,
consiguen vivir muy bien; son ricos y aparentemente respetables aunque, a menudo
(desde el punto de vista de la masa), hacen cosas amorales (por ejemplo, la mafia).
Lo esencialmente positivo y, al mismo tiempo, la tarea de las posiciones de Plutón en
la zona inferior del horóscopo es la pronunciada necesidad y el deseo interno de hacer
algo en favor del colectivo, en el mejor sentido posible. Esto puede llevarse a cabo de
distintas formas. En la casa 3, la persona muestra un gran interés por obtener
conocimientos; tal vez desempeñe una función de legislador o se ocupe de reflexionar
sobre estructuras sociales ideales para el futuro, mejores que las existentes. En los
grupos dirigentes de todas las revoluciones del pasado siempre han habido personas
de este tipo que, a partir del saber disponible, definieron nuevas estructuras sociales
que pretendían ofrecer más oportunidades al colectivo e intentaban establecer unas
condiciones de vida mejores.
En la casa 4, el mismo tema se aborda de una forma más emocional. Aquí, de una
forma más clara y consciente, lo esencial es «sentirse bien» y, en un sentido más
amplio, lo más importante es la seguridad que se consigue al estar «refugiado» en el
colectivo. La persona se sumerge en la masa y deja de ser reconocible como
individuo. Esto tiene aspectos positivos y negativos. La sensación de estar en casa, el
«estar-inmerso-en-la-totalidad» tiene un papel muy importante y en realidad es una
fuerza estimulante. Las personas con Plutón en la casa 4 aspiran de manera consciente
a crear una atmósfera acogedora y confortable de forma que las fronteras de su radio
de acción y sus acciones puedan extenderse desde su hogar hasta (en caso extremo) el
estado.
Como negativo, en las casas 3 y 4 también aparecen las clásicas funciones de superyo.
El caso más claro es el de la casa 3, puesto que ésta es precisamente la casa en la
que se transmiten las teorías y los patrones de pensamiento que actúan sobre la
persona relativamente inteligente de hoy en día y ejercen sobre ella una influencia
fuerte. Precisamente, lo que actúa de forma más permanente son las cosas inferidas en
la estructura de comportamiento durante la infancia. En determinados casos, los
sentimientos pueden cambiar rápidamente mediante acontecimientos especiales que
actúan a modo de estímulo. En cambio, cambiar la estructura de pensamiento es
considerablemente más difícil. Si desde la infancia nos hemos acostumbrado a un
determinado modo de pensar, con todas sus implicaciones y conceptos fijos, es difícil
librarse del mismo a los 16 años (edad en la que intentamos pensar por nosotros
mismos por primera vez). Entonces no reconocemos nuestro pensamiento como algo
ajeno a nosotros sino que nos identificamos con él, creyendo que proviene de nosotros
mismos: esto ya es super-yo. Si las estructuras de pensamiento aprendidas crecen
demasiado, el ser interior ya no tiene oportunidad de desarrollarse. Tarde o temprano,
esta situación ocasiona una enfermedad psíquica o mental. Por esto, esta posición
requiere un autocontrol constante, una actitud crítica, sinceridad y una permanente
disposición a cambiar.
Una manifestación bastante frecuente y desfavorable (super-yo) de este tipo puede
verse en el rol del «patriarca» que necesita a su familia y su «pueblo» para
garantizarse un mínimo de autoconciencia. Esto se intensifica, pudiendo llegar a
convertirse en una máscara, cuando Plutón se encuentra cerca del IC o cuando una
posición débil del Sol busca una compensación a través de Plutón en la casa 4.
Plutón en la casa 5
En la casa 4 se ha experimentado el más alto grado de identificación con el colectivo
y en la casa 5 se percibe claramente la próxima meta de desarrollo (por el momento):
el punto del tú. Aquí se toma conciencia de que las personas entre las que uno se
mueve no son simplemente una masa sino que son individuos. Cada uno es distinto de
los demás y por eso también se lo debe tratar de una manera distinta.
Como casa social, la casa 5 hace que el individuo tenga la inclinación a presentarse de
la manera más simpática posible. En esta casa se va tras las personas y se intenta
brillar y producir la mejor impresión posible en ellas con toda la personalidad. Esto
impresiona a los demás y los influye positivamente. Ésta es una forma de tenerlos
bajo control, puesto que la simpatía es un método de ejercer el poder mucho más
eficaz que, por ejemplo, la crueldad. La severidad produce miedo en los demás: el
temor aleja el afecto. Sin embargo, con simpatía y amor, uno se asegura el cariño de
los demás. Por esto, en la casa 5 encontramos el «comportamiento de pavoneo».
Después de haber pasado a través del «baño de masas del colectivo» ahora se debe
causar buena impresión. Un buen ejemplo de esto lo constituyen las «estrellas» del
mundo del espectáculo, que suelen llegan a la fama entre los 25 y los 30 años.
Pero, para Plutón, lo esencial no son los espectáculos sino el ser interior. Con esta
posición se corre el peligro de dejar de percibir el propio cometido, es decir, de buscar
fuera e ir hacia fuera en vez de desarrollar las cualidades internas. La tentación es
enorme, puesto que se tiene la oportunidad de impresionar al entorno de forma directa
y duradera. La posición de Plutón en la casa 5 es un llamamiento a «estar alerta con
respecto a uno mismo». La persona debe comprobar si está haciendo lo que
verdaderamente quiere hacer o si, en realidad, sólo está escapando de sí misma a
través del éxito, mientras se convierte en una víctima del público.
En relación con esto aparece claramente el concepto de moral: en la casa 5 se juega al
juego de «coge tanto como puedas coger»; todo lo que no está prohibido está
permitido. Por esto, en esta casa con mucha facilidad se hacen cosas que difícilmente
pueden estar de acuerdo con el propio ser interior. Se actúa de forma inmoral con
respecto a uno mismo. Pero lo que la casa 5 requiere es otorgar al ser interior una
forma de expresión completamente individual. Y esto no significa adoptar una
determinada apariencia moral sino actuar con un auténtico valor cívico. Esto no sólo
es posible sino que es una exigencia. Esta cualidad interna no depende de
reconocimientos o aplausos externos sino que existe por sí misma, como Plutón que
siempre se confirma a sí mismo en su esencia y no necesita del reconocimiento del
entorno.
El sentido de la casa 5 no es conquistar y asegurarse un lugar en la sociedad sino la
autorrealización. Se debe intentar manifestar el propio ser de una forma adecuada y
participar en la vida con voluntad y deseo. «Quiero ser parte de este mundo y producir
en él los efectos que me corresponden: hacer mi contribución individual», y esto no
tiene nada que ver con el espectáculo descrito anteriormente. Sin embargo, encontrar
una forma de expresión individual adecuada no es nada fácil, por lo que la casa 5,
como todas las casas fijas, es también un lugar de prueba. Las formas de
comportamiento cristalizadas, el orden existente, los puntos de vista usuales, las
esperanzas depositadas sobre mí, los conceptos sobre mí mismo y los roles que
interpreto, los pensamientos, los sentimientos... hacen difícil ser verdaderamente uno
mismo y estar en sintonía con el propio ser interior. A veces, las personas con estas
posiciones de Plutón están convencidas de su grandeza de una manera casi enfermiza.
Este convencimiento aparece incluso en el caso de que el resto de posiciones
planetarias indiquen lo contrario. De todos modos, estas personas se sienten
insatisfechas y esto les produce una sensación de incomprensión.
En esta situación es de gran ayuda darse cuenta de que la casa 5 es una casa social. La
clave para hacer realidad las propias cualidades esenciales es tener consideración por
la sociedad, es decir, tomar conciencia de la pertenencia a la totalidad. La persona es
una individualidad aquí y ahora (en un determinado lugar y en un determinado
momento), y este momento conlleva unas determinadas formas de comportamiento y
pensamiento. Para dar un verdadero impulso a este mundo, cada persona debería
aportar tanto de sí como el mundo pudiera aceptar, o incluso más. Una auténtica
contribución es aquélla que sobrepasa la medida del simple cumplimiento del deber.
Ésta es la ley de la casa 5: «Dar más de lo que se cree poder dar; más de lo que se cree
que el entorno puede asumir». En esta postura residen las posibilidades de crecimiento
tanto para mis semejantes como para mí mismo.

Plutón en la casa 6
La casa 6 es una casa bastante sufrida. Aquí se va hacia el tú y se espera ser
reconocido y aceptado por los demás. La cuestión existencial está en primer plano: la
persona debe encontrar su «posición en el mercado». Esta casa es de gran importancia
en lo referente al tema del trabajo; sin embargo, no lo es tanto en lo referente a la
vocación (para la cual, la casa determinante es la casa 10). Aquí, el entorno determina
en gran medida lo que debemos hacer para superar los problemas existenciales. Ante
todo debemos sobrevivir físicamente. Esto hace que, en el período de edad entre los
30 y los 36 años, busquemos seriamente una posición en la que establecernos y desde
la que podamos utilizar nuestras fuerzas lo mejor posible. La persona quiere y debe
mantenerse por sí misma, y no dispone de demasiado tiempo para ir haciendo pruebas.
Muy a menudo, en esta casa uno debe moderarse, reducir sus grandes ideas y
adaptarse a la realidad. En este proceso, Plutón, que la mayoría de las veces amplifica
e intensifica las cosas, puede perder el sentido de la proporción con gran facilidad.
Sobre todo, cuando no se hace lo que se debería estar haciendo por convencimiento
interno sino lo que exige el entorno en el que uno se encuentra. Entonces, muy
fácilmente, la persona puede convertirse en víctima del entorno, teniendo la necesidad
de ser complaciente y agradable a cualquier precio. Con Plutón en la casa 6, es fácil
dejarse cargar con trabajo y tareas que sobrepasan las propias fuerzas. A pesar de que
la persona disponga de una gran capacidad de trabajo, está en la frontera de lo
soportable.
Así pues, existe siempre el peligro de perderse parcial o totalmente. En aras de la
propia existencia, la persona hace cosas que no le corresponden; en cierto modo es
una especie de «prostitución de la vida profesional» (y, al mismo, tiempo lo trágico de
muchas profesiones equivocadas). A menudo, las personas que realizan trabajos no
adecuados, no dejan que su infelicidad emerja en su conciencia. Deberían sacar sus
propias conclusiones y cambiar su situación; sin embargo, reprimen las preguntas que
provienen de su interior y esto hace que, lentamente pero de forma inevitable, acaben
enfermando. Se pierde el equilibrio físico. Uno de los efectos clásicos es el famoso
«infarto del pensionista» que se produce en la edad de la jubilación. Ocurre porque la
persona ha hecho lo erróneo durante toda su vida, ha dejado pasar la vida y ahora, con
la jubilación, no encuentra fuerzas para empezar a vivir una nueva etapa.
Plutón en la casa 6 exige que se haga lo correcto y que se busque insistentemente
hasta encontrar el lugar en el que las propias capacidades sean verdaderamente
necesarias. Es una exigencia intensa ante la que muchos fracasan por comodidad o por
venderse a cambio de beneficios a corto plazo. En última instancia sólo es feliz quien
encuentra «su vocación» y no permite que le obliguen a seguir un determinado
camino.
Con Plutón en la casa 6 hay que defenderse contra este tipo de presiones. A pesar de
que, en esta casa, Plutón está por naturaleza en una posición pasiva y no puede
disponer cómo deben ser las cosas, sí tiene la capacidad de encontrar su lugar en la
sociedad porque tiene la posibilidad de seleccionar y, de este modo, puede rehusar
colaborar en lugares inadecuados. En determinadas circunstancias, para hacer esto se
necesita más valor y fuerza que para sacrificarse trabajando, permitiendo ser
explotado por el entorno. Con Plutón en la casa 6 casi siempre existe una motivación
de servicio y ayuda pero la entrega excesiva puede llevar con facilidad a la anulación
de las propias posibilidades de desarrollo.
Aquí también hay una parte filosófica que no debemos dejar de lado (aunque «no
tengamos tiempo»). En la casa 6 nos enfrentamos a la cuestión existencial y a su dura
realidad, y merece la pena reflexionar una y otra vez sobre dos factores que son
decisivos:
1. El conocimiento, el cultivo y el desarrollo de las propias capacidades.
2. La comprensión de que existir no significa sólo sobrevivir físicamente sino que
también consiste en convertirse en un ser social y, como tal, realizar una
contribución positiva a la colectividad. Y, precisamente, esta contribución
debería basarse en las capacidades propias.
La misión de Plutón es poner estas dos cosas de acuerdo. Su posición en el zodíaco
indica qué soy, y sólo cuando soy yo mismo puedo actuar de forma creativa. Mi
naturaleza, esto es, lo que soy capaz de dar debe coincidir con mi vocación interna.
Las exigencias de la casa 6 son bastante duras e incluso difíciles de cumplir pues
significan trabajo y lucha consigo mismo sin perspectivas de aplauso del exterior. Sin
embargo, si conseguimos vivir «nuestra» propia vida, el resultado es una existencia
feliz y completa.
Plutón en la casa 7
En la casa 7, el comportamiento no es pasivo sino activo. Aquí, la persona puede
disponer e incluso ordenar lo que debe hacerse. Esto no gusta mucho al entorno; sin
embargo, con Plutón en el DC existe una fuerte inclinación a hacerlo. Como en el
resto de casas cardinales, en la casa 7 existe una convicción fundamental: se parte de
determinadas suposiciones y, sin ningún tipo de discusiones o preguntas previas, se
dispone lo que debe ser. Esta posición de Plutón conlleva un cierto peligro puesto que
la tentación es muy grande. La persona quisiera transformar el mundo según su
modelo. En esta casa (como en la casa 6), la persona se encuentra frente al tú y debe
llegar hasta él. Esto es precisamente lo que intenta pero determinando lo que el tú
debe hacer. En los ejes principales, Plutón posee una energía especialmente fuerte, por
eso, en este caso con frecuencia se produce el empleo de fuerza sobre los demás. A
menudo, esto ocurre con una argumentación que es típica de la casa 7 y que
corresponde a Libra: «En aras de la justicia y la verdad». Pero actuar así conduce
inevitablemente al fracaso.
En general, la casa 7 se considera una casa amigable puesto que tiene que ver con la
pareja, la cooperación, el entendimiento mutuo y la concertación. A esta casa
corresponde la famosa imagen de la justicia con los ojos vendados, la balanza y la
espada. Sin embargo, no se trata necesariamente de jurisprudencia en el sentido de
hacer justicia sino más bien de cumplir y observar lo prescrito para el beneficio de
todos los participantes. Esto suena a una cuestión de cálculo racional: las pesas deben
estar igualmente repartidas; no se puede permitir que ninguna de las partes reciba
menos o salga perjudicada. Esta meta sólo puede alcanzarse cuando se cumple la ley.
Pero, como sabemos muy bien (tenemos muchos ejemplos de ello), a veces, nuestra
justicia de ojos vendados trata a las personas de forma extremadamente injusta y les
ocasiona sufrimiento porque se aferra a la letra de la ley y no considera
suficientemente la realidad personal del individuo.
Con Plutón en la casa 7, a veces, aparecen fanáticos de la justicia y la verdad, de los
que les gusta trabajar con la espada. Esta posición es algo difícil porque en esta casa,
Plutón se erige muy fácilmente como juez sobre los demás. No obstante, si la
conclusión a la que se llega es que hay que cambiar a los demás, es que se ha
comprendido mal el mensaje de Plutón. Plutón se refiere a uno mismo, no a los
demás: quien debe transformarse soy yo y mi estructura. Estar conscientemente ante
un tú significa aceptar que tiene fallos. Y lo que debe hacerse no es intentar cambiar y
mejorar al tú sino trabajar en uno mismo y llevar a la práctica la imagen ideal de la
propia persona. De esta forma, el efecto sobre el entorno se produce con el propio
ejemplo y, en caso de ser consecuente con uno mismo, se consigue una influencia
mucho mayor que «jugando a ser el juez». Quien con Plutón en la casa 7 «apunta» a
los demás ha atravesado ya una frontera que no se debe cruzar y que un viejo
proverbio chino formula así: «El poder acaba donde empieza la violencia». Con
Plutón en la casa 7 debo preguntarme: ¿Manipulo a los demás?, ¿los induzco
mediante mi poder? o ¿estoy empleando ya la violencia porque alguien no quiere
hacer o no comprende lo que debe hacer? No puedo ni debo obligar a nadie.
Pero si mediante mi personalidad muestro una forma de vida y comportamiento
distintos sin usar la violencia, poseo una autoridad mucho mayor sobre los demás
puesto que si consideran que mi comportamiento es valioso tienen la posibilidad de
emularlo sin sentirse obligados, presionados o forzados. Con Plutón, esto es de gran
importancia.
Si Plutón se encuentra en el punto de reposo de la casa 7, la tendencia a dar órdenes a
los semejantes es menos manifiesta porque, muy pronto, la persona se da cuenta de
que de esta forma no se puede funcionar. En cambio, en el eje (debido a la gran
cantidad de oportunidades) tiene más difícil el comprender que no se puede utilizar la
violencia (ni siquiera de forma sutil).
En la casa 7 no se debe imponer el propio poder a los demás, de lo contrario se puede
llegar a la lucha y el enfrentamiento. No se trata de despreciar a los demás ni de ser el
mejor, sino de vivir conjuntamente de la mejor forma posible y estar ahí con los
demás y para ellos. Cada uno debe realizar su propia contribución para que la
totalidad mejore: esto es especialmente importante con Plutón en la casa 7.
Plutón en la casa 8
La casa 8 es de nuevo una casa fija. Aquí, normalmente, la persona tiene claro que la
sociedad es un conjunto de individuos. Ya no se trata del individuo aislado sino del
sistema, de la estructura de la sociedad, de las leyes y, en concreto, del conjunto de
leyes que regulan la vida conjunta de las personas.
La imagen-guía de Plutón también se orienta hacia la organización y hacia el sistema
social establecido. Su fuerza, que si alcanza al individuo puede producir daño y
destrucción, apunta aquí hacia las estructuras que, a diferencia de las personas, pueden
sustituirse, es decir, pueden desarrollarse de nuevo.
También son típicos de la casa 8 los intentos de cambiar la propia organización, es
decir, la personalidad, para mejorarla y perfeccionarla. En este caso, la palabra
«purificación» tiene un papel muy importante. La persona practica la autodisciplina,
vive de forma saludable y ordena y regula sus hábitos. Profundiza en su personalidad
y, de esta forma, intenta producir cambios en la misma. Sin embargo, cuando se
confunde la personalidad con el ser interior se comete un enorme error. Es cierto que
en determinadas fases de la vida es absolutamente necesario que «la máquina» (la
personalidad) funcione como una herramienta impecable pero, cuando la
concentración en la misma es excesiva, se pierde energía y tiempo, y no se avanza en
la dirección del verdadero desarrollo. Ésta es una pequeña trampa de la casa 8:
confundir la forma con la vida y la «máquina» con el verdadero ser. Esto puede
repercutir de forma perturbadora en el entorno, por ejemplo, si este convencimiento se
eleva a nivel de doctrina confesional y se quiere imponer a los demás por la fuerza o
bien si se juzga a los demás sólo por su posición de poder en la sociedad y por su
status (si alguien tiene mucho dinero vale mucho y sino, no vale nada). Con Plutón en
la casa 8 es fácil dejarse deslumbrar por las posesiones de los demás.
¿Cuál es el verdadero sentido de Plutón en la casa 8? La casa 8 está situada entre el
DC y el MC, dos puntos bien distintos. En el DC estamos convencidos de que la
«instancia» es el tú; medimos nuestro yo con respecto al tú y, hasta cierto punto, nos
dejamos determinar por el tú. En cambio, en el MC pasa lo contrario, pues ahí se
enfatizan las particularidades individuales y el ser distinto. La propia individualidad
confiere soberanía y libertad, y se consigue ser independiente del tú. La casa 8 es la
zona en la que estas dos fuerzas se entrecruzan: el DC todavía actúa y el MC ya ejerce
atracción. Por una parte no queremos dejar las ventajas que tenemos por el hecho de
estar con el tú pero, por otra, queremos disfrutar de la libertad que ofrece el MC. Esta
permanente oscilación interna lleva a intentar construir un sistema o una estructura en
la que ambas condiciones estén disponibles en una proporción suficiente.
Evidentemente, ésta es una solución de compromiso que puede llevar a una división
del propio ser que, si bien puede llegar a «controlarse», no resulta nada fácil de vivir.
Algunas personas tienen una doble vida: una vida oficial y otra privada. Una es una
fachada con la que se es bien recibido y la otra incumbe sólo a las necesidades íntimas
de libertad. Plutón en la casa 8 requiere controlar esta «esquizofrenia». Se debe tomar
una decisión. Pero, como en el horóscopo el viaje es siempre hacia delante, la decisión
debe estar exclusivamente en favor de la libertad y la individualidad.
La persona debe renunciar a los beneficios que pueda esperar del tú, derivados de este
comportamiento «conforme con el sistema», aunque esto le suponga algún perjuicio.
Por otra parte, el ánimo hacia la individualidad no debe llevarla a «emplear los codos»
y a dejar de tomarse en serio la responsabilidad frente al tú. Las obligaciones pueden
abandonarse pero las responsabilidades no. Las obligaciones no son necesariamente
sustanciales sino que, en la estructura del conjunto, son solamente necesarias como
salida sin dificultades. No siempre son buenas puesto que, si están en contraposición
con el ser interior, pueden ser una carga. En cambio, a diferencia del sentimiento de
obligación, la responsabilidad es un «sentirse-responsable-por-los-demás». Por los
demás incluso pueden ofrecerse libertades personales. Sin embargo, en el
comportamiento de la típica persona buena con un gran sentido del deber existe una
pequeña motivación de beneficio personal, pues no lo hace para los demás sino para sí
misma.
Plutón en la casa 8 exige siempre una decisión acorde con la libertad y, sobre todo,
con las posibilidades de desarrollo del individuo; no obstante, nunca al coste de los
demás. Debe diferenciarse entre libertad individual y egoísmo.
Plutón en la casa 9
La lógica nos dice que ésta es la «mejor» posición para Plutón, puesto que la casa 9
tiene que ver con la individualidad. Sin embargo, allí donde se encuentra Plutón,
siempre exige determinadas diferenciaciones en favor de un conocimiento dirigido
hacia el núcleo del ser interior. En la casa 9, estas diferenciaciones también deben
realizarse: son inevitables.
La casa 9 no tiene que ver con una autoridad externa y dirigida hacia lo mundano sino
con la autoridad interna. En principio, con Plutón en esta casa, lo esencial es la
autonomía mental; el poder y el dominio no pintan nada.
La casa 9 es una casa mutable y, en consecuencia, una casa de conocimiento. La
individualidad se entiende como autonomía mental; la persona debe llegar a un
pensamiento independiente: a sus propias leyes. Detrás de los efectos positivos de
Plutón siempre hay trabajo en uno mismo. En cambio, los efectos destructivos de
Plutón están siempre ocasionados por interpretaciones personales erróneas de las
exigencias espirituales del planeta.
A nivel individual, Plutón exige un alto grado de autocrítica, es decir, de autenticidad
y honestidad consigo mismo, lo cual automáticamente también requiere honestidad
frente a los demás. Esto es de especial importancia en la casa 9 puesto que en ella se
trata de comprender de forma clara e inequívoca las conexiones, los principios y las
leyes. Para conseguirlo, la condición previa es que se piense de forma suprapersonal,
sin ocuparse de las dificultades y las preocupaciones de la propia persona. En esta
posición, Plutón exige dedicación a los demás para reconocer y solucionar sus
problemas.
Con Plutón en la casa 9 la persona dispone de una gran fuerza que tiene que ver con el
núcleo del ser. La tentación de comportarse de forma egoísta es grande, por esto,
puede ocurrir que aquí encontremos a dogmáticos o a demagogos que intenten influir
en el pensamiento de los demás según sus propios criterios. Esta actitud puede
degenerar en una privación de libertad mental. De nuevo, el error consiste en que la
persona se orienta hacia fuera en lugar de hacerlo hacia dentro, esto es, hacia sí
misma. Las fuerzas de transformación siempre deben utilizarse en primer lugar en la
propia persona. En este caso, la forma de pensar, la filosofía y, en ocasiones, la ética
deben cambiar en su estructura. No puede permitirse que la terquedad mental sea un
inconveniente para el crecimiento hacia un conocimiento mayor. El concepto que se
tiene de la vida y del ser humano debe ser «transformable» en alto grado. Sin
embargo, una transformación de la estructura debe efectuarse sólo si el cambio
conlleva una mejora, esto es, una expansión de conciencia o de conocimiento. Querer
transformar el pensamiento de los demás sólo es correcto tras haberse producido la
transformación en uno mismo. Lo primero es siempre desarrollar la propia capacidad
de crecimiento espiritual puesto que, en caso contrario, existe la tendencia a imponer
patrones y estereotipos al entorno. Un ejemplo que muestra este peligro es la llamada
«filosofía de bolsillo» que se presenta especialmente con Plutón en Cáncer en la casa
9.
En la casa 9 se debe elaborar un concepto del mundo bien digerido y se deben
emplear los conocimientos obtenidos personalmente, quizás con un método propio. La
persona se encuentra en un permanente proceso de ampliación del conocimiento que
le exige pensar de forma creativa. Por esto siempre debe cuestionar las de
interpretaciones y los conceptos aceptados en el colectivo y poco diferenciados que
siempre encierran el peligro de la excesiva simplificación. Ciertamente, a veces se
trata de estructuras mentales relativamente cerradas que, sin embargo, sólo son una
colección de simples perogrulladas. En determinadas circunstancias, las personas con
Plutón en esta posición tienen una respuesta preparada para cada pregunta, por más
compleja que sea; sin embargo, ante las grandes preguntas no ofrecen respuestas
válidas en absoluto sino que sólo intentan dar explicaciones que no requieran esfuerzo
y que sean lo más cómodas posible.
En la casa 9 la persona debe desarrollar la capacidad de cuestionarlo y criticarlo todo;
no para ocasionar destrucción sino para intentar llegar a la sustancia de las cosas y,
mediante el conocimiento alcanzado con el propio trabajo mental, en un proceso
creativo, desarrollar su propia filosofía. Esta filosofía es la base de la autonomía
mental y una libertad más individual y más sana que permite a la personalidad realizar
su propia contribución positiva a la familia humana.
Plutón en la casa 10
En la casa 10, lo esencial son el comportamiento y los hechos, las actividades
eficientes hacia el exterior. En esta casa, Plutón encierra en gran medida el peligro de
hinchar el ego. Especialmente cuando Plutón es el planeta más elevado de la figura de
aspectos, la imagen-guía de la persona puede basarse en sueños de ser «un genio
incomprendido» o en una idea exagerada de la importancia de la propia persona y, en
consecuencia, puede producir una inflación de la conciencia del yo.
La casa 10 se conoce como la casa de las autoridades y, con aspectos desfavorables,
pueden originar falsas autoridades. Si Plutón tiene aspectos duros con Saturno y el
Sol, éstos suelen tener un papel muy importante puesto que, en determinadas
circunstancias, aparecen funciones de super-yo.
Como sabemos, el super-yo es un yo ajeno con el que la persona se identifica, que
ocupa el lugar del yo. Es un modelo que la persona intenta imitar pero que no
corresponde en absoluto a su propia esencia sino que se ha tomado prestado del
entorno. La persona copia el poder de alguien más fuerte para poder elevarse a su
nivel. Esto sucede frecuentemente con los padres que consideran a los hijos como una
prolongación de sí mismos e intentan hacer de sus hijos lo que ellos soñaron ser y, sin
embargo, no consiguieron. A los hijos se les «implanta» con tanta fuerza semejante
meta que con el tiempo se identifican totalmente con ella, llegando a estar
convencidos de que han nacido con esa imagen-guía.
Por ejemplo, Plutón en la casa 10 y el Sol en la casa 4 puede indicar un padre que
quiere ver en el hijo o la hija la realización de lo que él nunca consiguió. La posición
del Sol en la casa 4 indica que el padre no deja salir su autoconciencia a la luz del día
porque está excesivamente determinado por el colectivo. El padre compensa esta
situación en el hijo, que deberá «vivir» con una meta de super-yo. El hijo debe
esforzarse toda la vida por alcanzar esta meta pero, probablemente, nunca lo
conseguirá. En casos extremos, esto puede ocasionar una seria pérdida de sí mismo;
por ejemplo, con una posición del Sol en el DC, en cuyo caso, la mayoría de las veces
la persona no se conoce en absoluto.
Con Saturno en oposición a Plutón, probablemente la madre ha manipulado al hijo;
sin embargo, no en el sentido de que ella se haya proyectado en el hijo sino que ha
querido hacer de él algo especialmente grande. Se puede interpretar como
manipulación de la imagen-guía paterna por parte de la madre.
En la casa 10, la imagen-guía corresponde a la de un líder. En esta casa, asumir
responsabilidades por los demás es una aspiración natural. Plutón en la casa 10 se
encuentra con frecuencia en políticos y en personas que sobresalen de la masa y
ocupan posiciones influyentes en el colectivo. En estos casos es importante que se
reconozca a Plutón en su misión de desarrollo de la fuerza del ser interior. Quién, con
Plutón en la casa 10, quiera obtener el poder por la fuerza mediante comportamientos
aprendidos e intrigas, en su momento será derribado del trono en el que se ha sentado.
En la casa 10, lo esencial siempre es el poder interior adquirido por uno mismo, que
es la expresión de una individualidad auténtica y una personalidad autónoma.
Evidentemente, la posición de Plutón en la casa 10 siempre encierra el peligro de
querer representar una autoridad. Éste es el caso de los que llegan a la fama muy
pronto (estrellas de cine...). Con frecuencia ocurre que, al cabo de un tiempo, estas
personas se dan cuenta de que su «carrera-cohete» no puede continuar toda la vida
sino que en cualquier momento puede extinguirse, puesto que la repentina
popularidad que está sostenida por un público caprichoso puede apagarse
rápidamente.
En la casa 10, la verdadera irradiación de autoridad sólo se produce cuando la persona
se domina a sí misma, cuando está bajo la propia dirección espiritual y no se agarra a
medios manipuladores con el objetivo de confirmarse a sí mismo. Entonces, la
persona convence por su propia personalidad: sólo con su presencia. No porque
ambicione este efecto sino porque lo tiene bajo control espiritual. Sin verdaderamente
quererlo, esta persona es una auténtica autoridad y posee una influencia y un poder
que solamente pondrá en juego para el bien de la totalidad.
Plutón en la casa 11
La casa 11 está asociada con el concepto de amistad. Por amistad no se debe entender
cualquier tipo de relación sino una unión fundamentada en la confianza mutua, basada
en unos valores estables que no son sólo intereses externos. Las personas que son muy
compinches durante una temporada porque tienen una meta externa común no son
necesariamente amigos. En caso de fracasar en la consecución de esta meta, los
supuestos amigos pueden llegar a convertirse en enemigos. También se ve a menudo
que los llamados amigos se desvanecen cuando aparecen dificultades. Los verdaderos
amigos están en todo momento ahí y siempre están de mi parte porque me conocen:
tienen mi confianza y yo tengo la suya. Esto tiene un profundo valor espiritual. En
toda verdadera amistad hay siempre un proceso esencialmente espiritual. Que esto
llegue a ser consciente o no, depende de los interesados. La elección de mis amigos
está determinada por mi imagen ideal del ser humano. Son los pocos elegidos de una
gigantesca oferta de personas que están disponibles para establecer contacto. De todas
formas, es irrelevante si he elegido a mis amigos conscientemente o si la unión
sencillamente «se produjo»: consciente o inconscientemente, en el trasfondo de la
selección está mi propio criterio. En los amigos busco la manifestación de mi imagen
ideal del ser humano. Por lo tanto, en cierta medida deben poseer las cualidades
correspondientes a esa imagen.
La imagen-guía del ser humano ideal (tema central de la casa 11) repercute en
distintas direcciones: por una parte escojo determinados amigos, por otra intento
realizar cambios en el mundo para que éste se acerque a mi ideal. Como existe una
infinidad de posibilidades de mejora de este mundo, en la casa 11 se encuentran una
gran cantidad de esfuerzos para lograr mejorar las condiciones para las personas del
mañana (en la casa 11 se piensa fundamentalmente en el futuro). Ninguna casa es tan
activa como ésta en cuanto a la planificación humanitaria.
Como Plutón es un planeta «superidealista» que quiere las cosas lo más perfectas
posible y, como está interesado en la dirección mencionada, en la casa 11 se esfuerza
por desarrollar un pensamiento «a lo grande», pues Plutón siempre amplifica la
naturaleza de las casas en las que se encuentra. Las «tendencias de mejora del mundo»
de estas personas están muy enfatizadas: Plutón desarrolla en ellas una «conciencia de
misión». La persona tiene la sensación de no estar trabajando según su propio guión
sino de tener una especie de «misión», en la que la «entidad ordenante» puede
definirse de distintas formas: puede considerar que se trata de una instancia espiritual
o, en el polo opuesto, de toda la humanidad. Esto depende de la estructura completa
del horóscopo.
Si bien el peligro de la casa 11 reside precisamente en esa «conciencia de misión», la
mayoría de personas reconocen aquí el verdadero significado de Plutón. El
egocentrismo entra raramente en juego pues apenas se produce identificación en
sentido personal con el asunto, ya que se parte de una dimensión superior. No
obstante, si se da el egocentrismo, la «conciencia de misión» puede llegar a
convertirse en un complejo mesiánico. Entonces, el yo se identifica de forma tan
fuerte con el «orden superior», es decir, con la «entidad ordenante» que cree ser ese
alto poder. Así se originan «los pequeños jesucristos». En estos casos, en el horóscopo
se encuentran simultáneamente posiciones del Sol fuertemente «dañadas», lo que hace
sospechar que se trata de procesos compensatorios; funciones de sustitución para una
autoconciencia fuertemente «lesionada» que no se ve capaz de conseguir nada con su
propia fuerza. Con esta posición de Plutón, de nuevo nos encontramos con
personalidades aparentes o funciones de super-yo.
En casos extremos puede darse el caso de un dictador espiritual que pretende traer el
bien al mundo con violencia y que, con su espada, quiere forzar a las personas a amar.
La dificultad de esta «mentalidad de cruzado» está en que, con ella, la persona quiere
compensar su complejo de inferioridad y para ello abusa de argumentos y
razonamientos espirituales. Este comportamiento puede tener consecuencias
desastrosas e incluso derivar hacia el crimen. No obstante, esto sólo ocurre en casos
extremos. En la mayoría de casos de posiciones de Plutón en la casa 11 se producen
comportamientos positivos. La persona posee una gran capacidad de compromiso y
está dispuesta a sacrificar mucho por sus ideas. Como resultado, muchas veces
consigue sus objetivos.
La obstinación con la que se ponen exigencias de perfección a los demás es un
indicador de la posible existencia de egos hinchados.
En la casa 11, Plutón trata de mejorar las condiciones existentes, de modo que, si bien
la persona está motivada por «el otro lado», está claramente orientada hacia «este
lado». Busca al Dios inmanente, la parte manifestada de Dios en la naturaleza y en la
humanidad. La motivación de su comportamiento es el amor hacia lo bueno; por este
amor la persona se emplea a fondo conscientemente y, de esta forma, puede llegar a
convertirse en un modelo de verdadera humanidad para los demás.
Plutón en la casa 12
Al contrario que en la casa 11, en la casa 12, si bien la persona está orientada hacia
«el otro lado», a veces está motivada por «este lado». En estas dos casas las energías
fluyen en direcciones opuestas. Aquí, Plutón quiere encontrar el camino de regreso a
la fuente del ser. De nuevo nos encontramos con el tipo de persona cuyo grado de
madurez espiritual es decisivo para determinar si busca algo totalmente más allá de lo
comprensible, esto es, un «gran tú», o si lo que quiere es explorar su parte
desconocida. Normalmente, un Plutón en una posición favorable pasa por ambas
fases; primero descubre al «gran tú» y después, finalmente, resulta que en realidad ha
encontrado su fuente original, una fuente con la que se puede identificar.
Con Plutón en la casa 12 también puede ocurrir que la persona se construya su propio
«reino espiritual» secreto: un espacio interior a donde pueda retirarse cuando las
condiciones de la vida exterior no sean favorables. En este «mundo ficticio» la
persona se cree capaz de todo y, al mismo tiempo, se siente incomprendida por el
mundo. En esta esfera interior se refugia de la dureza del mundo. Pero la huida hacia
lo espiritual no es nunca la forma correcta de solucionar los problemas, puesto que lo
único que se consigue es llegar a un mundo de ilusión y no a una verdadera
espiritualidad. Poder diferenciar estas dos cosas presupone un autoconocimiento
profundo por parte de la persona, de manera que no se engañe fácilmente. El
cumplimiento de esta exigencia ya requiere un alto nivel de madurez personal.
Plutón en la casa 12 siempre indica una religiosidad intensa. En qué grado es
consciente, cómo se formula y qué comportamiento conlleva como consecuencia, es
distinto en cada individuo. Así pues, de forma indiferenciada para la conciencia,
existe un profundo sentimiento o presentimiento de religiosidad que ejerce una intensa
atracción. Si desde el punto de vista intelectual esto queda indiferenciado,
probablemente lleve a la afiliación a alguna entidad religiosa. Entonces, la persona
aceptará las normas de comportamiento de la comunidad a la que se haya afiliado y se
someterá a ellas sin criticarlas. De este modo, la naturaleza especial de la religiosidad
de estas personas puede estar parcial o totalmente limitada puesto que, con su
«adaptación», pueden dejar de funcionar libre y espontáneamente.
Cuanto mayor es la capacidad de diferenciación y cuanto más se concentra la persona
en esta temática e intenta penetrar en ella intelectualmente, menos se da el caso
descrito anteriormente; es decir, la persona debe poder distinguir claramente que lo
verdaderamente importante es lo esencial y no lo formal. Esto no depende de qué
religión se profese públicamente sino de que se tenga acceso al espacio interior. Con
Plutón en la casa 12, este proceso debería empezar, como más tarde, al final de la
pubertad. La experiencia demuestra que, con estas posiciones de Plutón, la mayoría de
las veces, estas cuestiones o estas visiones religiosas ya aparecen en la infancia.
En esta casa, las exigencias de Plutón son bastante duras y, una vez reconocidas, son
ineludibles. En principio, para estas personas existen tres posibilidades: (1) en la
primera, la persona aspira a la mencionada diferenciación en experiencias esenciales.
En este caso, el único medio correcto es la honestidad absoluta consigo mismo:
cualquier intento de autoengaño significa el fin de la carrera espiritual sin
excepciones. (2) La segunda posibilidad es el camino de la negación total: «darle la
espalda» al asunto y «no-querer-saber-nada-del-tema». De todos modos, en este caso,
para satisfacer la necesidad existente, la persona se esforzará en tener una carrera
mundana y en conseguir éxito externo como medio de evasión. (3) La tercera
posibilidad consiste en una creencia indiferenciada en las propias sensaciones pero de
forma que la persona no emprende nada para llegar a una experiencia consciente. De
esta manera el desarrollo espiritual no es posible y con el tiempo produce una cierta
«esclerosis» espiritual.
Plutón en la casa 12 puede ocasionar fácilmente una fuerte necesidad de
inviolabilidad de la esfera íntima que se percibe desde el entorno. Estas personas no
permiten que nadie se adentre en sus sentimientos (sean de tipo humano o religioso)
para removerlos. Sólo están interesadas en la defensa de su área privada y ya no
buscan soluciones a las cuestiones espirituales. Ésta es la manifestación más triste y
«atrofiante» de esta posición de Plutón.
La casa 12 es uno de los polos del eje de existencia del horóscopo. Por eso, si Plutón
se encuentra en esta casa, como entidad espiritual, debo preguntarme a mí mismo:
¿Qué soy? ¿De dónde vengo?, y debo intentar responder a estas preguntas, o mejor,
experimentarlas. El punto de partida de este planteamiento es casi siempre un miedo
existencial y, en la mayoría de los casos, el factor desencadenante es el miedo a la
muerte. No obstante, los típicos miedos de la casa 6, que tiene que ver con las
cuestiones materiales de la existencia, también pueden provocar un efecto «catapulta»
y hacer que la persona empiece a plantearse las cuestiones sobre el ser. De todas
formas, independientemente del tipo de causas que pueden «empujar» hacia el ámbito
espiritual, en última instancia, lo importante es el reconocimiento de los verdaderos
valores y su transferencia a la vida real. Y esto es posible gracias a la fuerza de
metamorfosis de Plutón, que está en contacto con nuestra fuente interior.
Traducción: Joan Solé, 2000

4 de julio de 2011

Plutón en la Casa VII

Las características más comunes de los nativos con este emplazamiento son: necesidad de establecer relaciones simbióticas y apasionadas, necesidad de dominar o ser dominados por otros, poder hipnótico sobre los demás, gran atractivo sexual, competitividad y luchas de poder en las relaciones, necesidad de pedir consejo o de convertirse en consejero.
La Casa VII representa la pareja, las asociaciones y nuestra capacidad de relacionarnos de una manera íntima. A través de la Casa VII tenemos que aprender a compartir, a cooperar, a ser leales, a confiar en el otro y a comprometernos. De igual forma esta Casa nos va a ayudar a entender a los demás y a nosotros mismos, ya que proyectamos en los otros lo que no queremos asumir; y nunca en un mejor caso que teniendo Plutón en Casa VII, ya que a través de nuestras relaciones de pareja estaremos proyectando nuestra sombra (Plutón).
Estos nativos van a buscar siempre relaciones intensas, apasionadas y manipuladoras. En algunos casos, el individuo se sentirá atraído por una persona fuerte, segura, estable, activa y con un gran magnetismo que controlará y manipulará su vida. Se plegará exclusivamente a los deseos y necesidades del otro.
En otros casos, la figura dominante la llevará a cabo el nativo, manipulando a su pareja y haciéndola sentir indispensable. Le impondrá sus valores, ideas y creencias hasta que la otra persona empiece a sentirse humillada y frustrada, y al final se produzca la ruptura.
En general con Plutón en la Casa VII o con aspectos Venus-Plutón, una de las personas quiere abandonar la relación porque piensa que la otra persona ya no puede ofrecerle nada mas o no ha evolucionado; pero la otra persona luchará e intentará todo tipo de manipulación emocional y artimañas para la relación no se rompa, ya que el grado de dependencia es muy elevado.
Cuando esto sucede, la persona que ha abandonado la relación sufre un gran sentimiento de culpa, y la persona abandonada pasa por una intensa crisis y dolor al tener que asumir su independencia.
En cualquier caso Plutón en Casa VII nos va a forzar a transformarnos y a aprender a tener relaciones basadas en la igualdad, cooperación y respeto. Porque cuanto mas nos aferremos compulsivamente a una relación o queramos cambiar y controlar al otro, mas problemas tendremos.
En aspecto positivo, una relación Plutoniana sabrá compartir su poder y experimentará cambios profundos que hará que la relación se renueve continuamente, enriqueciendo a ambos.
La Casa opuesta es la Casa I y Aries, indicando que el nativo debe aprender a ser independiente, tomar sus propias decisiones sin depender de los demás; y por otro lado, debe evitar controlar y dirigir la vida de otros.
Este individuo tiene una gran capacidad de conectar en profundidad con los demás y de entender sus miedos y su sombra, porque el ha tenido que vivir en la oscuridad y salir de los infiernos transformado. Cuando se ha superado esta crisis el individuo se puede convertir en un gran consejero para los demás.

 

Bajo la experiencia de la Casa VII y el signo de Libra, el individuo potencialmente purificado estará preparado para relacionarse con otros sobre una base de igualdad, en lugar de asumir una actitud dominante o subordinada a ellos. Estos nativos han experimentado en su pasado y sentirán al llegar a esta vida una necesidad apremiante de establecer relación con otras personas, la cual está basada en el deseo de perfeccionarse a través de tales relaciones, uniendo su vida a las vidas de otros. Debido al anhelo que traen de sus vidas anteriores, la estructura inconsciente de seguridad en ellos va unida a la necesidad de relacionarse para sentirse completos y satisfechos.

Plutón en la casa VII indica un nuevo ciclo de evolución individual, para aquellos que no han logrado aprender bien la lección de igualdad en las relaciones, será necesario seguir aprendiéndola a través de muy variadas formas de relación, tomando datos y enfoques de gentes muy diversas. Tal situación les va a obligar a escuchar objetivamente a otros, para saber cómo relacionarse con ellos. Al exponerse a esta diversidad, estarán tomando conciencia a la vez de la relatividad de la humana naturaleza.

Un problema latente basado en sus anteriores esquemas es que, al haber estado involucrados en demasiadas relaciones, estos nativos pueden retener un recuerdo inconsciente de distintos valores y puntos de vista, perdiendo un poco el enfoque de la propia individualidad, por estar absortos en las variadas perspectivas de realidad que han recogido de los demás. Cuando esto sucede, el nativo podría volverse compulsivamente dependiente en cuanto a opiniones, consejos o conocimientos de otras personas, como un medio para poder determinar ellos mismos quienes son o lo que deberían hacer con sus vidas. Tal dependencia se pondrá en marcha tan pronto como el nativo pierda de vista la propia individualidad.

Bajo esta situación condicionante, el nativo no podrá relacionarse consigo mismo sino a través de los demás, no estará a gusto a menos que haya otros a su alrededor. Al perder la noción de su individualidad, vendría para él una situación donde va a estar atraído en su forma subconsciente por otras personas aparentemente fuertes, estables y seguras de sí mismas, que tienen la habilidad y quizás la necesidad de guiarlo y controlar su formación y desarrollo. Aquí el nativo habría llegado a un extremo desequilibrio, siendo totalmente dependiente de su pareja o de aquellos que están más vinculados a él. En los casos más graves, tal situación conlleva un efecto por el cual la persona va a satisfacer exclusivamente las necesidades del otro, dejando a un lado las suyas propias. Por su parte, la otra persona podría manipular la dinámica de la relación, haciendo creer al nativo que está colmando sus necesidades bajo este patrón.

El nativo estaría en esta circunstancia respondiendo a las necesidades del otro, a deseos, opiniones, valores, creencias ajenas que él siente como propias. Es un estado de total dependencia puesto que necesita al otro para satisfacer sus propias necesidades y deseos y para validar sus ideas y valores personales, convirtiéndose él mismo en una extensión de una realidad e identidad externas (efecto alter- ego). Esta misma dinámica evolutiva de observación, escucha e identificación de la realidad de otras personas, con el objeto de dar a estas personas aquello que verdaderamente necesitan de acuerdo a su propia realidad, abre otro camino de comportamiento, potencialmente extremista en relación a los demás. Aquí el nativo con Plutón en Casa VII se convierte en la persona dominante. AL escuchar atentamente a otros, puede hacerles sentir que les comprende o que está interesado por ellos, gracias a su habilidad para registrar otras realidades distintas a la suya propia. En efecto, el nativo puede atraer en forma inconsciente a quienes tengan necesidad de respuestas, consejo, amor o simplemente compañía.

Esta dinámica puede llevar a l apersona a una postura de dominio emocional en las relaciones, manipulando en forma compulsiva la relación para hacer sentir a los demás que él es necesario para que puedan sentirse seguros, para que puedan estar bien o colmar su necesidad de amor. Bajo esta situación, el nativo con Plutón en casa VII va a imponer sus propios valores, ideas y creencias sobre los demás, de tal forma que ellos se identifiquen con todos sus esquemas como si fueran propios. Nuevamente, observamos un desequilibrio extremo en este tipo de relación.

En los dos casos anteriores, las lecciones necesarias implicaban objetividad, atención, entrega y reconocimiento de la relatividad de las necesidades individuales y la humana naturaleza. En ambos casos la persona estará aprendiendo como acceder a la socialización ya que las lecciones de igualdad y equilibrio no fueron bien entendidas en el pasado. Puesto que tales lecciones se incluían también en el propósito evolutivo, es frecuente que el nativo con Plutón en la casa VII haya vivido problemas kármicos con personas muy variadas y bajo cualquiera de las dos condiciones inarmónicas que hemos mencionado antes, habría tenido que retirarse a reaccionar a estas disonancias a través de sus necesidades evolutivas. En las dos situaciones esta reacción puede manifestarse de tres formas distintas:

1) El nativo abandona a su pareja puesto que las necesidades que dieron lugar a la relación se hallan satisfechas. Tal situación genera nuevos comienzos, y por consiguiente, el deseo de una nueva relación. Este proceso de abandono, no es necesariamente fácil y positivo, ya que a menudo la pareja no acepta que la relación tenga que terminar, ni tampoco las razones que el nativo le presenta, de modo que el final deja a esta pareja sin comprender del todo porqué ha terminado la relación. Esta situación no resuelta genera un karma que deberá compensarse tarde o temprano con esta persona.

2) La pareja abandona al nativo con Plutón en la Casa VII, por percibir que la relación ya no es necesaria, o que no está obteniendo lo que esperaba de ella. Sus necesidades ya han sido colmadas, pero no ocurre así con las del nativo, quien sentirá que algo se deja por resolver. En este caso, también se va a generar un karma que tendrá que compensarse algún día con la otra persona.

3) Ambas partes de la relación se tornan dependientes uno del otro, bajo cualquiera de las dos formas extremas antes mencionadas. El grado de dependencia es tan alto, que impide todo crecimiento a ambos. Con esta situación, los roles de ambos podrían verse intercambiados en forma cíclica dentro de la relación, o bien ambos pueden permanecer polarizados en posiciones extremas fijas. Uno de ellos sería la parte dominante y el otro el subordinado . A veces uno de los dos tendrá que salir forzosamente de la relación llegando incluso a la muerte. Esta eliminación forzada va a generar un crecimiento individual para amos, a través de un intenso dolor, remordimiento y reflexión acerca de la propia existencia de cada uno de ellos y la naturaleza de sus relaciones. En este caso, ninguna de las partes estaba preparada para terminar la relación y al dejarla sin resolver, es obvio que tendrán que volver a encontrarse más adelante.

En cualquier caso, el desequilibrio de la relación atraerá una necesaria confrontación, bien sea entre ambas partes o en el interior del individuo con Plutón en Casa VII, viéndose obligado a examinar la naturaleza de cada dificultad o conflicto dentro de sí mismo, dentro de la relación y dentro del otro. Esta naturaleza estará vinculada a una necesidad insatisfecha, y las confrontaciones externas entre ambas obedecerán a la misma razón. En esencia, esta lección evolutiva consiste en aprender a dar al otro lo que necesita y al hacerlo satisfacer al mismo tiempo las propias necesidades. Dado que se trata de un impulso evolutivo nuevo, la mayoría de estos nativos ignoran esta forma de relacionarse consigo mismos o con otros, lo cual les lleva no sólo al desequilibrio, sino también al fenómeno de la entrega condicionada o al amor condicional, donde las necesidades van unidas a expectativas y estas últimas se proyectan sobre la pareja. Cuando estas necesidades no son satisfechas por el otro, puede darse la represión amorosa o un condicionamiento de la entrega.

Puesto que este impulso evolutivo está enseñando también al individuo a saber recibir amor o entrega por parte de otras personas, en algunos casos, el nativo podría no ser capaz de reconocer o aceptar aquello que le llega, debido a una distorsión emocional que va unida al conflicto producido por las expectativas o necesidades insatisfechas, de modo similar, el nativo podría amar o desear entregarse a otra persona que no siempre va a reconocer, recibir o aceptar esta entrega debido a sus propias distorsiones emotivas producidas también por la insatisfacción de necesidades o expectativas previas que se proyectarán en este caso al nativo. Tal dilema evolutivo se hace necesario a fin de enseñar a estos individuos la forma de relacionarse consigo mismos y con los demás en condiciones de equilibrio e igualdad. Las confrontaciones, el amor condicionado, el abandono de otro, o de uno mismo hacia otro, el shock que puede producir la muerte de la pareja, el alternarse de roles dominantes y subordinados en la relación o bien la polarización fija de estos papeles, todo ello sucede para reforzar en el nativo las lecciones de equilibrio, igualdad, objetividad y comprensión de la propia individualidad dentro del contexto social. Estas situaciones también se producen para enseñar a estos nativos cuáles son sus necesidades esenciales dentro de una relación y para que sepan identificarse a sí mismos gracias a las relaciones, desarrollando valoraciones sociales y conociendo cómo debe establecerse cada tipo de relación interpersonal. La función de estas confrontaciones va dirigida a reforzar todos estos aprendizajes y a minimizar la dependencia del nativo respecto a los demás superando la tendencia a endiosar a otra persona dentro de su propia realidad y permitiéndoles evitar ser endiosados por parte de otros. Finalmente todo ello va a hacer que estos nativos tomen conciencia de su propia necesidad de ser necesarios para otros, comprendiendo cómo esta necesidad condiciona la formación y la dinámica de sus relaciones. Al reconocer esta dinámica entenderán también el porqué de su apremiante necesidad de dar y recibir respecto a otras personas. Aprenderán a recibir aquello que les está siendo ofrecido sin volverse dependientes en relación a quienes se lo ofrece.